Internacional

Era de pandemia: Retos para la diplomacia de Colombia y Venezuela

EDICIÓN 98/99 ENE-JUN 2020

Los retos que representa el COVID 19 para Colombia y Venezuela, en particular en zonas fronterizas, requieren creatividad e imaginación para superar diferencias ideológicas y reiniciar la relación bilateral para tratar con urgencia temas de interés para ambos países. La difícil realidad de hoy requiere de liderazgos transformadores, una política pragmática y realista, y una diplomacia audaz en aras del bien común.

Por Angelo Rivero Santos

La pandemia del COVID 19 que afecta al mundo desde principios de 2020, y un evento ocurrido a principios del pasado mes de mayo, deben impulsar un riguroso análisis que hoy en día es inexistente. Se trata del estatus de la relación actual entre Bogotá y Caracas, y sobre cómo la administración del presidente Donald Trump, con su renovada aplicación de la Doctrina Monroe de 1823 en su política exterior hacia la región, influye perversamente sobre la misma. Las consecuencias de continuar postergando este análisis hará mucho mas difícil el restablecimiento de relaciones entre ambos países, en un momento en el cual la cooperación es fundamental para coordinar las respuestas a la pandemia. Este análisis es de particular interés no solo para quienes abogamos por el diálogo, la negociación y la diplomacia como la mejor manera de resolver lo que parecen ser ‘conflictos intratables’ dentro de nuestros países, y entre ellos, sino también es de urgencia para colombianos y venezolanos por igual. Importantes sectores en ambos países, y en otros países del hemisferio, hemos visto con gran preocupación el deterioro de la relación bilateral desde la llegada del presidente Iván Duque a la Casa de Nariño y el impacto que ha tenido la crisis política y el continuo deterioro económico de Venezuela en dicha relación.  Ahora nos debería unir la lucha contra el COVID 19.

La realidad es que todos enfrentamos una pandemia que no discrimina nacionalidad, sexo, raza, clase, ideología o credo, y cuya lucha debe darse en un marco bilateral y regional debido a los efectos que tendrá en nuestros pueblos, especialmente entre los más vulnerables.  El atentado contra Venezuela por supuestos mercenarios entrenados en Colombia el 3 de mayo de los corrientes, subraya la necesidad de que ambos países mediten y calibren hacia dónde van sus relaciones. Ese evento, y las constantes alertas sobre el mismo emitidas desde Caracas con varios meses de antelación, demuestran la resiliencia del gobierno en Caracas y su capacidad de sobreponerse a las adversidades que enfrenta, pese a la estrategia de “presión máxima” aplicada durante los últimos dieciocho meses por Washington y Bogotá. Dicha estrategia ha tenido como objetivo central el derrocamiento del “régimen” del presidente Nicolás Maduro. 

Los principales instrumentos de dicha estrategia han sido, en primer lugar, el reconocimiento y apoyo incondicional a factores extremos de la oposición venezolana radicada en gran parte en Colombia y Estados Unidos, representados en Caracas por el diputado Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional y auto proclamado “presidente” de Venezuela desde el 23 de enero de 2019. En segundo lugar, las sanciones económicas, financieras y petroleras impuestas por Washington, y apoyadas por el diputado Guaidó y sus aliados hacia el gobierno de Nicolás Maduro, quien, como ha quedado demostrado en los últimos dieciocho meses, es quien sustenta el poder político real en Caracas. Es decir, controla el territorio, la mayoría de los poderes del Estado, y las Fuerzas Armadas. Las sanciones han exacerbado la crisis que ya venía sufriendo Venezuela, debido al mal manejo de la política económica por parte del gobierno, y que ha sido la principal causa de la masiva migración venezolana hacia Colombia y otros países de América del Sur, durante los últimos años.

En era de pandemia, es hora de abandonar estrategias fracasadas, como el apoyo a gobiernos virtuales y asumir a través de la alta política y la diplomacia, la responsabilidad histórica que enfrentan los gobernantes y demás actores políticos, sociales y económicos en ambos países para abordar temas de interés común tales como la pandemia y lo que prometen ser sus secuelas devastadoras. 

3 de mayo de 2020: Mercenarios en El Caribe

Al amanecer del pasado domingo 3 de mayo, mientras Venezuela enfrentaba su séptima semana en cuarentena en su lucha contra el COVID 19, un grupo de aproximadamente 50 hombres equipados con armas de guerra, intentaron desembarcar en las costas venezolanas. El primer grupo intentó hacerlo en la costa central, a unos 30 kilómetros de Caracas, en las playas de Macuto en el Estado La Guaira, sede del puerto que lleva su nombre y el aeropuerto Internacional Simón Bolívar. Al mismo tiempo, en esa clara mañana de mayo en el Caribe venezolano, una segunda embarcación con otro grupo de hombres, incluyendo a dos ciudadanos estadounidenses veteranos de las guerras en Irak y Afganistán, era controlada en las playas de Chuao, en las costas del Estado Aragua por pobladores que neutralizaron la ‘incursión’ atando a los bien armados mercenarios con guayas y mecates, herramientas típicas en las embarcaciones de los pescadores de la zona. 

Donald Trump, presidente de Estados Unidos, y Mike Pompeo, en conferencia de prensa.
Tomada de Twitter @SecPompeo

El objetivo de lo que posteriormente se conoció como “Operación Gedeón” era “liberar a Venezuela de su actual régimen”, capturar al presidente Nicolás Maduro “de cualquier manera”, y si se capturaba vivo, llevarlo a Estados Unidos para enfrentar cuestionables cargos de “narcotráfico” impuestos el 26 de marzo de 2020 por el gobierno del presidente Donald Trump. Se ofreció una recompensa de $15 millones de dólares por su captura. Todo esto lo expresó el líder de la operación, el ex soldado y boina verde estadounidense Jordan Goudreau, fundador y presidente de la compañía de seguridad Silvercorp USA, contratista principal para ejecutar la operación, en un video circulado en redes sociales el mismo 3 de mayo y a través del contrato que hizo público a un medio de comunicación en la ciudad de Miami 1 Ver “Javier Nieto Quintero y Jordan Goudreau se atribuyen Operación Gedeón: Es real” en https://www.youtube.com/watch?v=c-ZBsNbh1tM . Ver también “Pruebas de que Guaidó firmó el contrato” en el programa virtual “Factores de Poder” desde la ciudad de Miami por https://www.youtube.com/watch?v=1-L2VQPnZMI  El diario estadunidense The Washington Post publicó el 6 de mayo de 2020 el contrato completo de 41 páginas que al parecer fue firmado por las partes el 16 de octubre de 2019. Puede leerse en esta dirección:  https://www.washingtonpost.com/context/read-the-attachments-to-the-general-services-agreement-between-the-venezuelan-opposition-and-silvercorp/e67f401f-8730-4f66-af53-6a9549b88f94/?itid=lk_inline_manual_19.. Dicho contrato también incluía la firma del diputado Juan Guaidó y de su asesor estratégico político, J.J. Rendón, bien conocido en las campañas políticas de candidatos conservadores en Colombia y México 2Ver entrevista de J.J. Rendón con la CNN en Español donde admite que firmó el contrato con el Sr. Jordan Goudreau para la Operación Gedeón en https://www.youtube.com/watch?v=ZFmstthNb5g  Para más información sobre el Sr. Rendón y su trabajo político en Colombia ver este reportaje de la BBC Mundo https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/05/140506_colombia_jjrendon_santos_en y para su trabajo en Mexico ver https://www.sinembargo.mx/07-05-2020/3781829 ..

Al final de la fallida operación, a tempranas horas de la tarde de ese 3 de mayo, algunos de los aventureros habían caído abatidos por las fuerzas de seguridad del Estado venezolano, mientras otras decenas de hombres eran arrestados. Similar a las acciones de piratería que eran comunes en el Caribe durante los siglos XVIII y XIX, cuando mercenarios perseguían barcos con oro y plata procedentes de los puertos de la América caribeña con destino a España, Venezuela fue testigo, en pleno siglo XXI, de acciones inéditas de mercenarios similares a la de los piratas de ayer, que hasta ese momento habían quedado en las páginas de los libros de historia luego de la firma del Tratado de Paris en 18563  Stark, Francis R. 1897. The Abolition of Privateering and The Declaration of Paris. Studies in History, Economics and Public Law. Vol. III, No. 3. Columbia University, New York, New York. Part III, Chapter 1, pp.139-152.. Al parecer, en esta versión moderna de piratería en el Caribe, también iban tras un material preciado.  Según lo expresa el contrato –el cual el gobierno en Caracas no dudo en utilizar en su campaña mediática para desvelar la operación—, también iban por parte de ese oro negro llamado petróleo, del cual Venezuela tiene grandes riquezas. El botín era la suma de $213 millones de dólares que el diputado Juan Guaidó se comprometió a pagarle a los mercenarios con dinero público. 

¿Cómo y por qué surge la “Operación Gedeón”? 

La Operación Gedeón fue una clara señal de desesperación de las fuerzas políticas que representan el diputado Juan Guaidó y su partido Voluntad Popular, y de la obsesión de Washington y Bogotá por derrocar por cualquier medio al Gobierno en Caracas. Las acciones y pronunciamientos desde la Casa Blanca y la Casa de Nariño desde que el diputado Guaidó se autoproclamó presidente de Venezuela y fue reconocido como tal por ambos gobiernos (y unos 50 más) a principios de 2019 han generado toda una plataforma que justifica dichas acciones en la lógica de aquellos que buscan beneficiarse de la posible caída del Gobierno en Venezuela. 

Adicionalmente, Gedeón despierta serias dudas e interrogantes acerca del papel que pudieron haber jugado los Gobiernos de Colombia y Estados Unidos en la operación, ya sea por omisión o por colaboración directa.

Declaraciones del gobierno en Caracas, videos hechos públicos por los superiores de los dos estadounidenses capturados, así como investigaciones realizadas y publicadas por distintos medios internacionales en las últimas semanas, indican que la operación comenzó a diseñarse en suelo colombiano, luego que el Sr. Goudreau ofreciera la seguridad al fracasado “concierto humanitario” en Cúcuta, el 22 de Febrero de 2019, cuando el presidente Duque y sus aliados –del que ahora parece ser un inoperante Grupo de Lima— esperaban que las fuerzas militares venezolanas derrocaran al gobierno en Caracas.

Lo mismo ocurrió durante el fallido intento de golpe de Estado contra el presidente Maduro, el 30 de abril de 2019, liderado por el diputado Guaidó y su patrón político, Leopoldo López, quien desde la frustrada intentona golpista se encuentra como “invitado” en la Embajada de España en Caracas. 

El Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, durante emisión de televisión en vivo. Foto tomada de Twitter @NicolasMaduro

Lo que se ha publicado sobre Gedeón devela un plan macabro con olor a paramilitarismo. Según trabajos de investigación periodísticos hechos desde entonces, fue después del frustrado golpe del 30 de abril de 2019, cuando el ala radical de la oposición venezolana establecida en Colombia y en Estados Unidos, comienza las negociaciones que llevaron a la firma del inédito contrato el 16 de octubre de ese mismo año para capturar a un jefe de Estado en funciones, eliminar a actores políticos, “invadir” a una nación soberana y derrocar a un gobierno. Posteriormente se ha conocido que los hombres que participaron en la operación, en su mayoría desertores de las fuerzas armadas venezolanas, habían sido entrenados por Silvercorp USA en la localidad de Riohacha en la Guajira colombiana, colindante con Venezuela4 El trabajo de investigación periodístico más completo sobre el tema fue publicado por los periodistas Javier Lafuente y Francesco Manetto del diario español El País el día 16 de mayo de 2020 bajo el título  “Mitos, egos y torpeza: anatomía de un complot disparatado en Venezuela” y puede leerse en https://elpais.com/internacional/2020-05-16/mitos-egos-y-torpeza-anatomia-de-un-complot-disparatado-en-venezuela.html  Ver también “Venezuela raid: How an ex-Green Beret and a defecting general planned to capture Maduro,” The Washington Post, 10 de mayo de 2020 https://www.washingtonpost.com/world/the_americas/venezuela-raid-jordan-goudreau-cliver-alcala-maduro/2020/05/10/767c3386-9194-11ea-9322-a29e75effc93_story.html.. El diputado Guiadó y los asesores firmantes del contrato han intentado alejarse de las acciones de Gedeón, alegando que abandonaron el plan cuando dejaron de confiar en el señor Goudreau y acusando al gobierno venezolano de “infiltrar y manipular” la operación 5 “Guaidó desmiente que haya firmado un contrato con el representante de Silvercorp para la Operación Gedeón” https://www.notimerica.com/politica/noticia-venezuela-guaido-desmiente-haya-firmado-contrato-representante-silvercop-operacion-gedeon-20200509043258.html .. Pero en ningún momento han desmentido el contenido del contrato hecho público por Silvercorp USA, así como sus objetivos.  

Vale la pena citar a un antiguo alto mando militar venezolano que, en declaraciones al diario El País de España después de Gedeón, dijo lo siguiente 6 Tal y como lo citan Javier Lafuente y Francesco Manetto en el diario El País el 16 de mayo de 2020 en https://elpais.com/internacional/2020-05-16/mitos-egos-y-torpeza-anatomia-de-un-complot-disparatado-en-venezuela.html.

“En Venezuela todas las conspiraciones han fracasado por cinco razones: porque hay un poco de mitómanos, gente que te dice que tiene 50 batallones dispuestos a intervenir y no es verdad; porque hay un montón de ilusos, gente que piensa que si ellos dan un paso muchos los van a seguir; porque hay estafadores, gente que ha hecho de la necesidad de restituir la democracia en Venezuela un negocio; la cuarta son los ignorantes, gente que no sabe de artes y ciencia militares; y la última son los locos, con componentes de vanidad y de ego.”

Por su parte, la Casa de Nariño y la Casa Blanca han dicho desconocer la operación Gedeón. Pero a cualquier observador le causan curiosidad las siguientes preguntas: ¿cómo pudo Silvercorp USA comprar en Estados Unidos y exportar a Colombia armas de guerra sin que los cuerpos de seguridad de ambas naciones se enteraran?, ¿cómo pudieron establecerse y operar por meses los campos de entrenamientos en Riohacha sin ser detectados por los cuerpos de inteligencia colombianos, que según expertos en materia de inteligencia está entre los más eficientes del hemisferio? Tal y como lo declaró un ex oficial estadounidense de Inteligencia Nacional para América Latina a La W Radio el 15 de mayo sobre este caso, “es difícil creer que ninguno de los dos gobiernos supiera de la operación… El servicio de inteligencia [de Colombia] es muy bueno… El que no tuviera información sobre los entrenamientos en Riohacha evidenciaría una gran crisis” 7 “Estados Unidos ha resucitado la Doctrina Monroe: Fulton Armstrong.” La entrevista completa se puede escuchar en https://www.wradio.com.co/noticias/internacional/estados-unidos-ha-resucitado-la-doctrina-monroe-fulton-armstrong/20200515/nota/4038637.aspx..

A pesar de insistir en que desconocían la operación, tal y como lo indicó el Secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo8  “Pompeo Distances U.S. from Botched Venezuela Raid” by Paul D. Shinkman, 6 de mayo de 2020. https://www.usnews.com/news/national-news/articles/2020-05-06/secretary-of-state-mike-pompeo-distances-us-from-botched-venezuela-raid., se podría argumentar que la misma cabe dentro de los parámetros establecidos por Washington en su estrategia política hacia Venezuela la cual hizo posible que los mercenarios la llevaran a cabo. Gedeón solo se puede entender en el contexto de permisibilidad que ha creado esa estrategia para aventureros como Jordan Goudreau, y la desesperación del diputado Guaidó por llegar al poder a como de lugar ya que no ha podido ofrecerle al país y a sus seguidores algo mejor 9 “Operación Gedeón: cómo afecta al liderazgo de Juan Guaidó en la oposición venezolana el fracaso de la misión contra Nicolás Maduro” por Guillermo Olmo, corresponsal de la BBC en Caracas, 19 de mayo de 2020. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-52687264 ..

Las declaraciones públicas contra el Gobierno que tiene el poder real en Caracas, que emanan desde Washington y Bogotá, incitan estas acciones. Desde Washington, el mensaje pareciera ser que su Doctrina Monroe les permite hacer, al Gobierno y a aventureros mercenarios, lo que les venga en gana en su “patio trasero,” incluso asesinar a líderes políticos, lo cual es una violación flagrante del derecho internacional y de las Ordenes Ejecutivas 11905 y 12333 del Gobierno de Estados Unidos10 El “asesinato político” esta expresamente prohibido por la Convención de la Haya de 1907 y por el Estatuto de Roma de 1998. También es considerado ilegal por el Artículo 6 de la Convención Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966.  En Estados Unidos, las Ordenes Ejecutivas 11905 del 18 de Febrero de 1976, y la 12333 del 4 de diciembre de 1981, firmadas por los ex presidentes Gerald Ford y Ronald Reagan respectivamente, prohíben los asesinatos políticos.. Ponerle precio a la cabeza de un jefe de Estado en pleno siglo XXI con base en oscuras acusaciones no comprobadas, no debería ser algo casual, ni debe representar una nueva forma de hacer política y diplomacia en nuestro hemisferio. Es preocupante el silencio de la Casa de Nariño ante estos hechos, mas allá de deslindarse de ellos. El presidente Iván Duque pareciera favorecer la “presión máxima” que aplica Washington a Caracas y sus consecuencias, como la aventura del 3 de mayo, sin ninguna preocupación aparente por lo que eso significa para la soberanía de Colombia y el interés nacional del Estado colombiano.

Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, ondea una bandera de su país junto a sus seguidores en el Palacio de Miraflores. Imagen tomada de Twitter @NicolasMaduro

Más grave aún, acciones como Gedeón desenmascaran las verdaderas intenciones del diputado Juan Guaidó y ponen en duda, una vez más, sus credenciales democráticas y la de sus aliados internacionales. Dicha operación logró algo poco visto en Venezuela en dos décadas. Es decir, un consenso casi universal alrededor del rechazo a la acción mercenaria, particularmente dentro de las fuerzas de oposición las cuales llevan meses negociando con el Gobierno para lograr una reestructuración del Consejo Nacional Electoral y poder así convocar elecciones parlamentarias a finales de este año. A la administración Trump no le interesa lidiar con esa oposición moderada, y mucho menos promover el diálogo existente, como tampoco la negociación internacional frente a la crisis venezolana.

La política de Washington está entrampada con la estrategia de una salida a la crisis actual sin Nicolás Maduro. 

Le vendría bien al Estado Colombiano deslindarse de esa estrategia en la cual también esta entrampado, ya sea motu proprio o por presiones de Washington.. Cualquier científico social que haya estudiado “transiciones políticas” sabe que no hay ninguna transición sin las instituciones existentes. 

Seguramente la Casa de Nariño sabe que –luego de los fiascos acumulados durante los últimos 18 meses en Cúcuta, el fallido golpe de abril pasado, y Gedeón— el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) es hoy en día “el partido con mayor estructura, organización y presencia territorial en Venezuela”11 Conversación del autor el 25 de mayo de 2020 con el Profesor Germán Campos de la Universidad Central de Venezuela y Director de Consultores 30.11., tal y como lo fue Acción Democrática durante el Puntofijismo. También conocerá que 19 de las 23 gobernaciones que conforman la organización político-administrativa del país están controladas por fuerzas aliadas al Gobierno central, al igual que el Gobierno del distrito capital y al menos 295 de las 333 alcaldías en el país, la cuales han sido elegidas mediante sufragio universal12Cifras consultadas por el autor el 18 de mayo de 2020 en la página del Consejo Nacional Electoral de Venezuela, http://cne.gob.ve/web/index.php Vale la pena destacar que los principales partidos de oposición de Venezuela no se presentaron a las elecciones municipales de 2017 por considerar que el CNE es un “ente fraudulento”.. Con seguridad también sabe que la lealtad demostrada por las Fuerzas Armadas en Venezuela a Nicolás Maduro, sean cuales fueren sus motivos, no puede ser ignorada. Todo esto representa una realidad política que no se puede ignorar. Reconocer esto no significa que no existen grandes diferencias y deseos por un cambio en el rumbo económico y político del país vecino, incluso dentro de fuerzas que se identifican con el Gobierno central. Pero si es reconocer, como ha quedado demostrado una y otra vez, que la mayoría de los venezolanos no quieren cambios a través de conspiraciones, con una pistola apuntándoles a la cabeza e impuestos desde afuera. La mayoría de los venezolanos prefieren el diálogo y la negociación, como la única salida a la grave crisis que enfrentan. 

Gedeón y las sanciones impuestas por Washington, también le han permitido al Gobierno en Caracas dominar la narrativa de lo que ahora ha demostrado no es una mera especulación sobre las intenciones de sus adversarios en Washington y Bogotá.  Esa narrativa, en medio de una pandemia, le permite a corto plazo relegar a un segundo plano las falencias reales del país y evadir cualquier negociación que le permita salir de la gran crisis en la que se encuentra. 

En resumen, Gedeón representó el fracaso de la lógica de la ‘destrucción del enemigo’ que parece guiar las acciones del diputado Guaidó y de su partido, así como la de sus aliados en Washington y Bogotá en lo concerniente a Venezuela. La operación representó el fracaso de la intransigencia, del NO al diálogo y a la negociación, y de la ideologización de la política exterior de Estados Unidos y Colombia hacia Venezuela lo cual es contraproducente a los intereses de Estado. Pensar que un acto de agresión extranjera y sanciones que hacen sufrir a todos los ciudadanos por igual, aproximan más a los venezolanos a un cambio de Gobierno es simplemente desconocer la cultura política venezolana de hoy.  

El COVID 19 nos exige creatividad, alta política y diplomacia

Secretario de Estado de Estados Unidos en su despacho. Foto tomada de Twitter @SecPompeo

Todo lo que ocurre en la relación entre Bogotá y Caracas, y que pasa por Washington, así parezca surrealista e inverosímil en pleno siglo XXI, ocurre en medio de una pandemia global, cuyos efectos sociales, económicos, culturales y políticos ya comienzan a sentirse en ambos países. 

La CEPAL prevé que el COVID 19 causará una contracción en la actividad económica en América Latina y el Caribe de 5.3% en 2020, la peor que haya sufrido la región desde 1914 y 1930. Esto ha ocurrido, según la CEPAL, a través de cinco canales: “una reducción del comercio internacional, la caída de los precios de los productos primarios, la intensificación de la aversión al riesgo y el empeoramiento de las condiciones financieras mundiales, una menor demanda de servicios turísticos y una reducción de las remesas” 13Ver COVID-19 Observatory in Latin America and the Caribbean: Economic and Social Impact  https://www.cepal.org/en/topics/covid-19.. Estos estimados son seguramente preocupantes para los políticos colombianos, y devastadores para Venezuela que ya sufre la hiperinflación más alta de su historia.

El COVID 19 promete secuelas que podrían llevar a un retroceso sin precedentes en el bienestar de los connacionales en ambos países, pero sobre todo el de aquellos que viven a lo largo de los 2.219 kilómetros de frontera. 

En un reciente informe, el Grupo de Crisis Internacional (ICG por sus siglas en inglés) alerta sobre los devastadores efectos que puede tener el COVID 19 para Colombia y para Venezuela. En el caso de Venezuela, la crisis política y económica del país lo hace vulnerable a un posible incremento de la pandemia en el mediano plazo. En el caso de Colombia, el ICG alerta que la pandemia podría revivir la inconformidad de sus ciudadanos debido a los altos niveles de desigualdad y la deficiencia de sus servicios públicos. Esto es particularmente preocupante en áreas fronterizas donde históricamente se ha observado una gran actividad económica informal por parte de actores legales e irregulares, así como movimientos migratorios que se han incrementado en los últimos cinco años. En estas zonas fronterizas, el ICG reporta que “la respuesta al virus en ambos lados de la frontera ha estado lejos de ser adecuadamente sólida”14 ICG. Lazos rotos, fronteras cerradas: Colombia y Venezuela se enfrentan al COVID-19. Briefing No. 24, Latin America and the Caribbean. https://www.crisisgroup.org/es/latin-america-caribbean/andes/colombia/b24-broken-ties-frozen-borders-colombia-and-venezuela-face-covid-19.

Debido a la falta de coordinación entre ambos Estados para tratar con las secuelas del COVID-19 en la frontera, organizaciones como el Comité de Rescate Internacional (IRC por sus siglas en inglés) han instalado puestos de atención médica para asistir a las poblaciones que intentan cruzar la frontera a través del puente internacional Simón Bolívar, que une a la población de La Parada en Colombia, con el Estado Táchira en Venezuela15  IRC. “Go inside a COVID-19 response at the Venezuela-Colombia Border,” 15 de mayo de 2020. https://www.rescue.org/article/go-inside-covid-19-response-venezuela-colombia-border.

Sin embargo, a pesar de la gravedad de la situación que representa la pandemia, las relaciones entre Bogotá y el Gobierno que ejerce el poder real en Caracas son inexistentes, impidiendo la cooperación y coordinación de alto nivel necesarias para enfrentar la crisis. El pasado 16 de marzo hubo un rayo de luz, cuando gracias a los auspicios de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, los ministros de salud de ambos países sostuvieron una teleconferencia para compartir información epidemiológica16 Citado por IRC, 15 de mayo de 2020.. Al día siguiente, el 17 de marzo, las defensorías del pueblo de ambos países emitieron un comunicado en conjunto donde se comprometieron a promover la atención médica durante la pandemia17 Citado por IRC, 15 de mayo de 2020..

Pero la realidad, según estudios e historias relatadas desde la frontera, en particular del Norte de Santander, es que la pandemia en el límite Colombo-venezolano está en manos de gobiernos locales y de organizaciones no gubernamentales como IRC que están haciendo heroicos esfuerzos para atender el impacto del COVID 19 entre sus habitantes18Conversación sostenida el 20 de mayo de 2020 con Jessica Spanswick y Javier Ochoa, autores del proyecto Capstone de maestría titulado Forced Disappearance in the Borderland: Unveiling Victims’ Invisibility in Norte de Santander (mayo 2020).  Dicho Capstone fue desarrollado conjuntamente con la Fundación Progresar, ubicada en Cúcuta, y presentado como requisito para el grado de Maestría en Estudios Latinoamericanos en la Universidad Georgetown.

Toda crisis genera oportunidades, y es precisamente por la gravedad de la generada por el  COVID 19 que debemos exigir que se retome la alta política y la diplomacia, en aras de lograr el bien común; debemos exigir a los líderes de ambos países que reinicien la relación bilateral para así comenzar a pensar creativamente y con imaginación cómo promover la cooperación entre ambos Estados ante la pandemia. A pesar de las diferencias que existen entre Bogotá y Caracas, y de lo que opine la administración de Donald Trump, este es un momento que puede ser transformador. 

Así las cosas, nos preguntamos: ¿Tendrán los líderes en Bogotá y Caracas, la sabiduría, el temple y la valentía política para aprovecharla? ¡Está por verse! 

Foto portada: Cancillería de Colombia

Angelo Rivero Santos

 PhD en Relaciones Internacionales en The Maxwell School, Syracuse University.  Profesor Asociado para la Enseñanza en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Facultad Edmund A. Walsh de Servicio Exterior en la Universidad Georgetown en Washington, D.C. 

1 Comentarios

Responder a Teófilo Jaimes Carvajal Cancelar respuesta