Con el presente texto se delinean dos aspectos de la argumentación sesgada en contra del pueblo palestino desde hace varias décadas. El primero es la autovalidación del estado de Israel desde la Biblia, su insistente autovictimización y la invisibilización de las verdaderas víctimas civiles palestinas. En tal sentido, el análisis será desde el discurso del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu ante la asamblea general de la ONU (27/09/2024)[1]. El segundo es el falso rótulo endilgado al pueblo palestino, de ser los descendientes de los filisteos, antiguos enemigos acérrimos de Israel, quienes no tienen ningún derecho ancestral sobre la tierra de Palestina. Para este aspecto, el análisis recoge los resultados de las más recientes excavaciones arqueológicas en el Levante, con las cuales se verifica que la cultura filistea y sus genes se desvanecieron, mezclados con los pueblos llevados al exilio babilónico (s. VI a.C.). Por consiguiente, no es posible ligar al pueblo palestino con los filisteos.
La TaNaK, o Biblia hebrea, es el texto fundamental del judaísmo… Comienza con la creación del mundo y termina con el edicto de Ciro que permitió a los judíos regresar a Judea y reconstruir su Templo en Jerusalén en el año 539 a.C.[2] Así presenta la Biblia hebrea, un reconocido sitio web judío. La historia del judaísmo tiene una señal de convivencia en su origen, el Edicto de Ciro, rey de Persia –los antiguos (muy antiguos) ancestros de Irán–. En efecto, Isaías elogia a Ciro, al menos en principio:
Así dice el Señor a Ciro, su ungido, a quien he tomado por la diestra,
para someter ante él naciones, y para desatar lomos de reyes, para abrir
ante él las puertas, para que no queden cerradas las entradas (Is 45,1).
Luego Isaías habla del poder absoluto del Dios de Israel sobre los imperios, en particular sobre el imperio persa. Sin embargo, en ningún momento dice que Israel dominaría por la vía militar. Simplemente, Israel recibió un tratado en muy buenos términos, pero Persia siguió siendo el imperio.
Resulta irónico que después de más de dos milenios, los descendientes de los persas estén en encarnizada batalla con el estado de Israel. Entonces, en lugar de guerra, hubo un tratado de convivencia. Ahora, ambos bandos deben reconocer que ya no son los mismos, ni se trata de Persia contra el Israel bíblico. Sin embargo, las culturas, habiendo caminado milenios, deberíamos reeditar, con mayor humanismo y apertura política, el edicto de paz del naciente judaísmo posexílico (Esdras 1 y Nehemías 2). En efecto, la fidelidad a Dios consistió en la tarea humana de reconstruir Jerusalén, su templo y su organización social-religiosa. Mientras tanto, Persia siguió siendo Persia.
[Introduction]
El discurso de Netanyahu ante la asamblea general de la ONU (27/09/2024), divide el argumento tajantemente entre mal y bien, bendición y maldición. Los enemigos son malignos y deben desaparecer. La tarea de Israel es bendita: la paz. No obstante, desdibujar al enemigo como salvajes asesinos o maldito, de entrada, cierra cualquier posibilidad de diálogo. Asimismo, calificar de complicidad a quienes no tomen partido por Israel, también obstruye cualquier puerta de diálogo. Esta posición tiene otro agravante, que es el silenciamiento de voces israelíes y judías que esperarían una apertura a la negociación o al diálogo. Netanyahu las calla para hablar en nombre de “todo” el pueblo.
Ante el adversario maligno, mi violencia es justa, defensiva y constructora de paz. La paz es posible, solo si se sigue la ley. El discurso de Netanyahu se ajusta a las fórmulas legales de maldiciones y bendiciones, contenidas en el libro del Deuteronomio, principalmente en Dt 28 a Dt 31. El capítulo anterior había cerrado con esta declaración:
“Maldito todo el que no confirme las palabras de esta ley poniéndolas por obra”. Y el pueblo dirá Amén. (Dt 27,26)
Entonces comienzan las largas bendiciones y maldiciones. En esa disposición, las primeras corresponden a la obediencia a Dios y las segundas a la desobediencia. Este es el argumento de entrada, como lo dice el discurso del primer ministro: Moisés nos dijo que nuestras acciones determinarían si legábamos a las generaciones futuras una bendición o una maldición.
La lista de las bendiciones es amplia, generosa y esperanzadora. En el corazón de esa lista hay una que habla de los enemigos:
El Señor hará que los enemigos que se levanten contra ti sean derrotados delante de ti; saldrán contra ti por un camino y huirán delante de ti por siete caminos (Dt 28,7).
Este versículo, con siete posibilidades, parece sustentar la alusión a los siete tipos de víctimas mencionadas en el inicio del discurso:
- Eli Shtivi, cuyo hijo Idan fue secuestrado en el festival de música Nova.
- Koby Samerano, cuyo hijo Jonathan fue asesinado, y su cadáver retenido como rehén.
- Salem Alatrash, hermano de Mohammad, un soldado cuyo cadáver sigue en Gaza.
- Ifat Haiman, cuya hija Inbar también fue asesinada en el festival de música.
- Sharon Sharabi, su hermano Yossi fue asesinado y su hermano mayor Eli sigue en Gaza secuestrado.
- Yizhar Lifshitz, del kibutz Nir Oz, un kibutz que fue arrasado por los terroristas.
- Su madre, Yocheved, fue liberada, pero su padre, Oded, sigue secuestrado por Hamás.
En síntesis, la insistente promesa de la liberación está enraizada en el cumplimiento de las bendiciones de Deuteronomio 28 (en especial Dt 28,7).
[War on seven fronts]
La guerra en siete frentes (¿perfecta?) y la reivindicación de las víctimas, también están basadas en Deuteronomio 28, en el aparte de las maldiciones, las cuales deben evitarse a toda costa. El centro de las maldiciones es este:
El Señor hará que seas derrotado delante de tus enemigos; saldrás contra ellos por un camino, pero huirás por siete caminos delante de ellos, y serás (ejemplo de) terror para todos los reinos de la tierra. (Dt 28,25)
Esta maldición sólo se puede evitar, si se enfrenta al enemigo en siete caminos. Por esta razón, el discurso incluye ejemplos de guerra en siete frentes, uno solo contra Hamás y seis contra diversos enemigos patrocinados por Irán:
- En Gaza contra Hamas, desde el 7 de octubre.
- En el Líbano contra Hezbolá desde el 8 de octubre.
- Contra los Houthis de Yemen por los drones y misiles contra Tel Aviv.
- En Siria e Irak, contra las milicias chiíes de Irán.
- En Judea contra los terroristas palestinos.
- En Samaria también contra los terroristas palestinos.
- Contra Irán directamente, desde el mes de abril (2024).
Según la comprensión de Netanyahu, la maldición sólo puede evitarse asumiendo estos frentes de guerra hasta la victoria. Esto refuerza el argumento de defender a las siete víctimas con toda la fuerza, porque su condición autoriza el uso violento del poder militar.
Desde ahí, Netanyahu tiene toda la autorización para actuar en respuesta a la agresión. La amenaza es clara, y la decisión entre maldición y bendición es todavía más evidente. Con esta argumentación no caben las palabras de Isaías, que el mismo Netanyahu menciona de manera irónica, lejos de ser nosotros corderos llevados al matadero (cf. Isaías 53,7). Esta es una crítica soterrada a la visión cristiana, que Netanyahu confiere a Occidente y a la ONU.
[Blessing or curse]
El siguiente punto del discurso, evidentemente tenía que titularse bendición o maldición. En el texto del Deuteronomio, las maldiciones son muchísimas, las bendiciones específicas y en todas se debe cumplir una ley estricta. A pesar de eso, la bendición ideal es encontrar puntos intermedios donde los seres humanos puedan acogerse. Este aspecto que podría ser apto para negociar hoy en día, también estaba mencionado en el Deuteronomio, justamente en el grupo de maldiciones y bendiciones:
“Maldito el que pervierte el derecho del forastero, del huérfano, de la viuda”. Y todo el pueblo dirá ¡Amén! (Dt 27,19)
Esta advertencia es para respetar las condiciones de las personas frágiles. Sin embargo, este versículo termina siendo pequeño, no se puede ver ahí el rango amplio y diverso de las víctimas en el medio oriente. Para Netanyahu, el futuro esperanzador prometido solo llegará cuando la guerra aniquiladora se ejecute por completo. En esta construcción meramente literaria, su discurso busca, ante todo, desdibujar al otro, en cuyo bando sólo hay enemigos, terroristas, malditos, radicales que se deben erradicar. En otras palabras, no se debe construir la paz apaciguando con palabras. Se debe construir la paz imponiéndola por la fuerza.
Habría que preguntarse si en el origen, Israel era el Salvador con ejército. En el libro de Isaías, cuando ha pasado todo el discurso de la consolación y de la paz, se anunciaba que el Señor es el Dios universal, y ese Dios universal es el redentor glorioso, pero sin ejercito terreno.
En síntesis, la imposibilidad de ver lo humano dentro de una misma religión hace ver a los enemigos como venidos del inframundo que debe ser conjurado, como se hace con las maldiciones del pasado. Sin embargo, ninguno de los actores puede juzgarse como una autoridad del pasado o un enemigo milenar.
[Hamas has to go]
Así mismo, el argumento contra Hamas invisibiliza los civiles palestinos en Gaza. El discurso niega a los civiles como víctimas en medio del fuego cruzado y los incluye como actores en un bando de guerra. Por ende, también deberían exterminarse. La aniquilación de Hamas incluye a víctimas civiles palestinas que no tienen voz (ni cuerpo ni recursos) para defenderse.
La guerra en el nombre de una ley religiosa es inadmisible, si se desdibuja el ser humano. Precisamente, porque las religiones surgieron para darle dignidad, identidad, conciencia y libertad al ser humano delante de Dios. Bajo esas condiciones, cada religión fue configurando sus definiciones de Dios: el Creador, todopoderoso, altísimo, liberador, redentor, Santo, glorioso. Si cada religión pudiera rescatar la imagen de ser humano que hay en su interior, en verdad vería, con mayor transparencia y profundidad, la verdadera imagen de Dios.
[On Hezbollah, ‘enough is enough’]
Si el dictamen contra Hamas es de aniquilación, el que se hace contra Hezbolá es de ajusticiamiento, sin que se vean las víctimas enredadas en medio de los grupos armados.
En este proceso estamos llamados a visibilizar la humanidad de los actores civiles y construir tolerancia donde –maniqueamente– hemos dicho que no existe. Encontrar la humanidad de las víctimas, nos permitirá encontrar el sentido a los discursos religiosos que fueron defensores de pueblos inermes en el origen. A su vez, esto develará las máscaras religiosas de líderes beligerantes, cuyos actos sangrientos ni representan ni reciben el aval de sus pueblos.
[A path to historic peace]
La paz impuesta por la guerra desdibuja al ser humano, invisibiliza a las víctimas de cualquier bando y le da razones a los violentos de lado y lado, para perpetuar la guerra en la historia.
Las posibilidades del futuro son esperanzadoras, pero el medio para llegar allá es inhumano y macabro. Una victoria total nunca será el camino para la paz porque elude la reconciliación y transformará la tierra en tumbas a cielo abierto.
[A choice for the world]
La elección que deberíamos hacer es la misma de Dios por su pueblo. El Dios de los musulmanes hizo una opción por su pueblo, por la humanidad que ellos representan y contienen en su cultura y sociedad. El Dios de Israel encontró a su pueblo en el desierto; caminó con él y se reveló como el Dios universal, el redentor que permitiría a todos regresar a casa a adorar su divinidad. Aunque es el Dios único (para ellos), no ha mandado aniquilar los otros pueblos, sino a trabajar por la salvación de todos.
[Good is portrayed as evil, and evil is portrayed as good]
La sabiduría a la cual apela Netanyahu es la del rey Salomón. En esa sabiduría, dice el libro del Eclesiastés (el Qohelet) no hay nada nuevo bajo el sol (Ecle 1,9). Esta afirmación debería servirnos para decir que seguimos siendo humanos frágiles necesitados del otro para vivir; que seguimos siendo el pueblo de Dios en nuestro país y comunidad. Cada pueblo tiene algo en qué creer. Seguimos siendo los miembros de una fraternidad en construcción. Al contrario, Netanyahu habla de la banalidad de la ONU, que sigue comportándose igual. Es decir, como la persecutora de Israel. En todo este discurso acusatorio, el último descalificado es Mahmud Abás, presidente de la autoridad palestina, quien sigue siendo un enemigo tramposo que debe ser apartado de su posición.
[The UN ‘swamp of antisemitic bile’]
Al final del discurso condena desde el absurdo moral a la ONU y esto también descalifica la condición de Israel como nación de la libertad. Solamente es libre el ejército de Israel, porque tiene el poder. Nadie que quiera negociar o humanizar, tiene espacio o entrada.
[We will win because we don’t have a choice]
Al final, el discurso no es para identificar a los verdaderos criminales, sino para justificar unas acciones de aniquilamiento. Las bases bíblicas de la frase de Netanyahu están en el Deuteronomio y el primer libro de Samuel:
וְגַם נֵצַח יִשְׂרָאֵל לֹא יְשַׁקֵּר וְלֹא יִנָּחֵ֑ם כִּי לֹא אָדָם הוּא לְהִנָּחֵם׃
“También la Gloria de Israel no mentirá ni cambiará su propósito, porque Él no es hombre para que cambie de propósito” (1Sam 15,29)
Precisamente, si Dios no cambia, Israel debería mantener su disposición originaria a la compasión y a la protección de los forasteros frágiles. Ese es el caso de Rajab, la mujer de Jericó que alcanza compasión de los espías hebreos (Josué 2,9-13).
Concluye el discurso con una promesa del Deuteronomio:
Sed firmes y valientes, no temáis ni os aterroricéis ante ellos, porque el Señor, tu Dios, Él es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará. (Dt 31,6)[3]
En esta serie de versos bélicos, en verdad, no es la fuerza invencible de las armas la que salva a Israel, sino los actos de Dios rescatando la humanidad frágil de su pueblo. Israel se establece como el pueblo judío después de haber colocado su confianza en Dios. Esto sucede en la fertilidad de la tierra, en la familia y la organización tribal, cultural y religiosa, etc.
Netanyahu cierra diciendo en hebreo: El pueblo de Israel vive ahora, mañana y siempre. Si al menos le dejara a su pueblo elegir la vida desde la humanidad promovida y acogida.
El anacronismo de llamar a los palestinos filisteos
Al cierre, son pertinentes unas palabras sobre otra falacia de la argumentación contra los pueblos hermanos, montada desde la falsedad de una condena bíblica a los palestinos.
En las recientes excavaciones arqueológicas en la Shefelá[4] se ha trabajado sobre los restos de antiguas ciudades filisteas de los s. XII a VII a.C. Es decir, ha podido conocerse acerca de las ciudades filisteas bíblicas, las sedes de los grandes enemigos del rey David e Israel. Los restos de Ecrón y Ascalón, su lenguaje, escritura, comercio, culto y tecnología, indican que, para finales del s. VII a.C., la vida filistea tardía estaba fuertemente influenciada por otras culturas, en especial en Ecrón. Es decir, su cultura se había vuelto tan flexible y pluralista que había perdido su núcleo único y original.[5]
Además, los análisis de DNA han revelado que las poblaciones de esta región sufrieron diversos tipos de mezclas genéticas. Peor aún, es difícil saber cuántas fueron las identidades en la Shefelá y qué tan mezclados o diferenciados estuvieron israelitas, judaítas, cananeos, y filisteos[6]. De su existencia sabemos por el texto bíblico, pero la arqueología podría descubrir en el futuro otros grupos étnicos.
Los resultados de las pruebas de ADN muestran vestigios de pueblos mediterráneos en los filisteos, aunque también destacan rasgos cananeos marcados. En cultura, los filisteos sí alcanzaron la fuerza y organización descritas en la Biblia hebrea; sin embargo, los análisis genéticos indican que se mezclaron con los pueblos vecinos, incluidos los grupos tribales hebreos[7]. Tras 600 años de influencia cultural, los filisteos entraron en decadencia en el siglo VII a.C., y para finales del siglo V a.C. ya no existían como grupo étnico[8]. La extracción y análisis de ADN en restos de diez individuos de Ascalón, de las edades de Bronce y de Hierro, ha demostrado que este prolongado influjo cultural de los filisteos contrastó con su rápida desaparición genética entre los pueblos cananeos del Levante[9]. Babilonia absorbió el territorio filisteo en su sistema provincial, desmantelando la organización de sus ciudades y disolviendo su identidad cultural[10].
De hecho, las referencias de los profetas insisten en hablar de la desaparición de los filisteos, por un sin número de pecados. Esto está consignado desde Isaías (finales del s. VIII a.C.) hasta Ezequiel (inicios del s. VI a.C.).[11]
La caída filistea comenzó con la conquista de la ciudad de Gat, a manos del rey arameo (de Damasco) Jazael (s. IX a.C.). De este evento hay restos de un asedio en Tell es-Safi[12]. Luego, Nabucodonosor II, emperador de Babilonia (605–562 a.C.) arrasó las ciudades filisteas restantes (604 a.C.) y envió a los filisteos al exilio, junto con los judaítas conquistados. De esta época hay tablillas cuneiformes procedentes del actual Irak –en la época, bajo dominio babilonio–. En ellas se habla de unos “hombres de Gaza” u “hombres de Ascalón”.[13] Según esto, los restos de los filisteos desaparecieron junto con los pueblos mezclados bajo el dominio babilonio.[14] Las ciudades filisteas nunca fueron reconstruidas, como sí lo fue Jerusalén bajo el imperio persa. Al carecer de cohesión para sobrevivir como una entidad única, la cultura filistea desaparecerá del registro arqueológico.[15]
En el siglo II d.C., los romanos unificaron sus provincias de Judea y Siria, rebautizándola como Siria Palestina. Los inmigrantes judíos de Europa que llegaron a Tierra Santa en los siglos XIX y principios del XX, eran conocidos como palestinos. Con la fundación del moderno Estado de Israel, adoptaron el nombre de israelíes. Hoy, diversos grupos musulmanes, cristianos y otros que habitan en el territorio del Estado de Israel y en la ocupada Cisjordania, se identifican como palestinos, con la esperanza de establecer un Estado propio. Los filisteos y su cultura se desvanecieron en la historia; sin embargo, la ironía romana preservó el término “filisteo” en la región, aunque sus habitantes actuales son pueblos completamente diferentes. Gracias a los descubrimientos arqueológicos recientes, al oír el nombre “filisteo” deberíamos recordar a aquellos pueblos de la Edad de Hierro que se establecieron como una fuerza poderosa en tiempos del rey David, pero cuya herencia genética ha desaparecido.[16]
Referencias
Gitin, Seymour. “Last Days of the Philistines”. Archaeology, Vol. 45, No. 3 (May/June 1992), pp. 26-31. Archaeological Institute of America. URL: http://www.jstor.org/stable/41766106
Hoppe, Leslie J. OFM. “Philistine DNA, or: Everyone Is Irish on St. Patrick’s Day”. The Bible Today, 58 no 1 Jan – Feb 2020, p 49-56.
Maeir, Aren M. “Philistine and Israelite Identities: Some Comparative Thoughts”. Die Welt des Orients, 49 no 2 2019, p 151-160.
Novak, Simon. “The Philistines: bitter enemy of Israel”. Jewish Bible Quarterly, 43 no 3 Jul – Sep 2015, p 176-184.
Zion, Ilan Ben. “The Philistine Age: Archaeologists are reconsidering the origins and history of a much-maligned ancient people”. Archaeology. Jul/Aug2022, Vol. 75 Issue 4, 50-55.
[1] https://www.timesofisrael.com/full-text-of-netanyahus-un-speech-enough-is-enough-he-says-of-hezbollah-also-warns-iran/
[2] https://www.sefaria.org/texts/Tanakh
[3] Otros versículos similares: Deuteronomio 20,1.3.8; 31,6-8; Josué 11,6; Nehemías 4,8; Ezequiel 3,9.
[4] Tierras bajas, llanuras marítimas de palestina.
[5] Gitin, “The Last Days of the Philistines”, 31.
[6] Maeir, “Philistine and Israelite Identities: Some Comparative Thoughts”, 154.
[7] Ibid., 152.
[8] Novak, “The Philistines: Bitter Enemy of Israel”, 181-183.
[9] Hoppe, “Philistine DNA, or: Everyone Is Irish on St. Patrick’s Day”, 55-56.
[10] Ibid.
[11] Cf. Is 14:31; Jr 25:20; Am 1:6-8; Sf 2:4-5. Novak, “The Philistines: Bitter Enemy of Israel”, 181-183.
[12] Maeir, “Philistine and Israelite Identities: Some Comparative Thoughts”.
[13] Zion, “The Philistine Age: Archaeologists are reconsidering the origins and history of a much-maligned ancient people”, 55.
[14] Gitin, “The Last Days of the Philistines”, 31.
[15] Ibid.
[16] Hoppe, “Philistine DNA, or: Everyone Is Irish on St. Patrick’s Day”, 55-56.
Uriel Salomón Salas Portilla, S.J.
Doctor en Teología de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá; Licenciado en Sagradas Escrituras del Pontificio Instituto Bíblico de Roma; Profesor de Antiguo Testamento y Director del Departamento de Teología de la Universidad Javeriana. https://orcid.org/0000-0002-1827-9172