106 / SEP-DIC 2022

La Paz Total: una frágil semilla

EDICIÓN 106 SEP-DIC 2022

Por: Jorge Alberto Camacho Chahín, S.J.

Petro y el Pacto Histórico han sembrado, con su triunfo electoral, una semilla de cambio, de la cual brota lentamente una nueva manera de entendernos como sociedad.

Paz Total, seguridad humana, transición energética, sociedad del conocimiento, en pro de una Colombia, potencia mundial de la vida: nuevo relato prosopopéyico que mueve el entusiasmo de muchos y suscita en otros, sospechas y miedos.

Relato del cambio que pretende abrirse espacio, después de décadas de lenguajes de guerra, y ante un sistema económico global que, a pesar de estar llevando a la humanidad entera al colapso, no permite ninguna crítica y se erige triunfante como verdad absoluta.

Nueva narrativa que trata, como ha mostrado el presidente en los primeros meses, de no excluir al adversario político o al que piensa distinto.

El discurso ha cambiado en todos los ámbitos del gobierno. Así, por ejemplo, de la seguridad contando muertos pasamos a la seguridad humana, con el criterio de vidas salvadas; de la entelequia de la economía naranja, que orientaba el plan de desarrollo de gobierno anterior y que nunca supimos a ciencia cierta de qué se trataba, salvo que sirvió para que sus adeptos encontraran el modo de saquear el erario, pasamos al diseño de un plan de desarrollo basado en el derecho fundamental al agua; de un sistema tributario que buscaba garantizar la inversión extranjera, pero que resultó en absurdas exenciones para los más ricos, comenzamos a hablar de igualdad y justicia social.

Entre todos los cambios, el más significativo es, sin duda, el del nuevo discurso de la Paz Total que, como política y propósito, permea todas las instancias del gobierno Petro.

Pero lo que para el centro del país puede ser un simple cambio de lenguaje presidencial, al que los políticos pueden acomodarse para continuar con sus prebendas, para muchas comunidades apartadas, donde la guerra continúa, a pesar del acuerdo de paz con las FARC, esta nueva narrativa es cuestión de vida o muerte. Para quienes viven los horrores del fuego cruzado, la Paz Total no es un programa más, sino un imperativo de vida. Es allí, en los territorios en conflicto, donde la Paz Total adquiere su pleno sentido, como construcción de ciudadanías libres y de vida digna, pero donde encuentra, al mismo tiempo, sus más fuertes, desafíos en la búsqueda de reconciliación socioambiental, en medio de la guerra y de voraces intereses económicos.

La Paz con Legalidad del gobierno Duque no fue más que un negacionismo absurdo del acuerdo y del conflicto, que dejó a las comunidades a merced de los diversos grupos armados ilegales, de las dinámicas del narcotráfico y de las transnacionales. El relato guerrerista contribuyó no solo a desvirtuar socialmente el acuerdo final con las FARC, sino a reproducir un nuevo ciclo de violencia y despojo en muchos de nuestros territorios. La Paz Total, si no quiere reducirse a populismo y demagogia, debe ser capaz de articular los diálogos regionales y procesos de desarrollo, con un discurso nacional que le devuelva legitimación a la Paz. Es indispensable seguir las recomendaciones de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad y levantar el telón que oculta las tramoyas del conflicto, para llegar a acuerdos, no solo con los actores armados, sino con aquellos que apoyan, financian y han hecho de la guerra, uno de sus más lucrativos negocios.

Por otro lado, los jóvenes de las periferias urbanas excluidas, que se levantaron bajo el anterior gobierno, piden a gritos ser incorporados al sistema económico y social. Cómo se concretará la Paz Total en esos contextos es aún incierto.

A pesar de las dudas, las incertidumbres, las limitaciones económicas y las fragilidades operativas, la visión maximalista de la Paz Total es, sin duda, una vía mucho más deseable que el negacionismo del gobierno anterior.

La nueva consigna de la Paz marca también toda una agenda en la política exterior del Gobierno, no solo por el liderazgo del canciller Álvaro Leyva, sino por el buen clima que encuentra Petro en el vecindario latinoamericano, con el ascenso de gobiernos de izquierda, que muestran que la alternancia del poder es posible en nuestras frágiles democracias, como el caso de Gabriel Boric en Chile, o de Xiomara Castro en Honduras, o el de Luiz Inácio Lula da Silva, quien retorna victorioso a la presidencia del Brasil, en medio del ambiente polarizado, herencia de Bolsonaro. Y pese a ello, no faltan quienes piensan que el país podría tomar el rumbo de cierre del sistema democrático, como ha ocurrido en Nicaragua, Venezuela y, más recientemente, en El Salvador.

La semilla del cambio está sembrada. Y aunque las grandes transformaciones que necesita el país serán algunas lentas, y otras imposibles, lo más importante es que este nuevo discurso de Paz y Cuidado de la Vida vaya permeando lo más hondo de nuestras culturas y transforme nuestros modos de pensar, para caminar hacia una verdadera reconciliación socioambiental. Que germine y crezca esta frágil semilla depende de la capacidad que tengamos de abonarla y cuidarla, de hacer de la Paz Total un proyecto de nación donde quepamos todos.

cien-dias-106-editorial

Jorge Alberto Camacho Chahín, S.J.

Filósofo y Licenciado en Teología de la PUJ. Magíster en Teología Fundamental del Centre Sèvres de Paris.

Director de la revista Cien Días vistos por Cinep.

Escriba aquí su comentario