104 / ENE-ABR 2022

El dilema nariñense

EDICIÓN 104 ENE-ABR 2022

Por Isabel Sofía Melo González y Jerónimo Velasco Guevara

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En Nariño se confirma la veracidad de la afirmación: “El ser humano es el único primate que se dedica a matar a sus congéneres de forma sistemática, a gran escala y con entusiasmo” (Hans Magnus Enzensberger, S.F), ya que la violencia a causa de los problemas sociales convirtió al conflicto armado en una acción sistemática sin una salida a la vista. La población nariñense es la principal víctima de sometimientos y opresiones por medio de hechos irracionales que van en contra de los valores humanos.

En consecuencia, ante la represión generada por la violencia, los habitantes de Nariño se ven obligados a abandonar sus pueblos, llorar las penas familiares en silencio y continuar en el infierno de la guerra. La juventud no ha sido la excepción a estas situaciones, los jóvenes sufren de abusos de todo tipo, violaciones de derechos humanos y reclutamientos forzados, mientras otros sienten el sufrimiento en forma de impotencia ante la incapacidad de actuar
por sus contemporáneos.

Lo que vive la región se resume en 19.669 desplazados, 137.247 víctimas y 42 muertos en 9 masacres en el 2020, 9 masacres con más de 36 muertos en el 2021 y 1 masacre con 3 muertes en el presente año (Indepaz, 2022). Estas cifras dan a conocer de manera cuantitativa lo que las denuncias populares intentan solucionar a través de medios legislativos. Al igual que manifiesta la necesidad de encontrar una solución viable, acorde al contexto y con propuestas alternativas capaces de dimensionar soluciones que permitan pensar al otro en sus diferencias y cicatrices .

Foto: Ocha Colombia tomada de Flickr

En ese orden de ideas proponemos tres soluciones acordes a nuestra perspectiva de la situación y el panorama del futuro. La primera alternativa es la legalización de actividades económicas, hasta ahora ilegales, con el fin de aumentar la oferta en el mercado y causar una reducción de precios , es decir, menor rentabilidad. La segunda propuesta establece volver a la práctica de los cultivos como el trigo, la cebada, el maíz, entre otros, de tal manera, que reemplazar los cultivos ilícitos de manera pacífica sea una opción viable y beneficiosa para el campesino. La tercera opción se enfoca en las políticas departamentales que viren hacia la promoción de los productos regionales antes que los extranjeros y el incentivo de elegir trabajos legales gracias a la gran cantidad de empleos disponibles. Todas las anteriores soluciones en pro del exterminio de los factores contribuyentes al conflicto armado en Nariño.

Frente a ese panorama, el llamado es que se inicie la toma de decisiones contundentes para determinar un cambio, ya que el papel soporta miles de propuestas, pero no se demuestra ninguna. El cambio inicia desde el conocimiento y la capacidad crítica, y debe direccionar acciones prácticas y contundentes que, de algún modo, logren superar el pasado nariñense marcado por el estigma de la violencia.

La invitación se delinea, a través de las potencialidades culturales, geográficas y topográficas que tiene Nariño, para que éstas sean un motivo de lucha que materialice la libertad como un lugar habitable en el que todos podemos ser los sus sueños y las cicatrices del otro.

Bibliografía

Gamboa, S. (2014). La guerra y la paz. Panorama Cultural. Recuperado de https://panoramacultural.com.co/literatura/2236/la-guerra-y-la-paz

Indepaz (2022). Masacres en Colombia durante el 2020, 2021 y 2022.

Foto portada: Comité Internacional de la Cruz Roja tomada de Flickr.

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Isabel Sofía Melo González y Jerónimo Velasco Guevara

Estudiantes de décimo grado del Colegio San Francisco Javier de la ciudad de Pasto.

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