Paz Total

Hacia una lectura crítica del pasado reciente de las Violencias en Colombia: reflexiones acerca de la estrategia pedagógica Recono-Siendo

EDICIÓN 109 SEP-DIC 2023

Por: Fernán E. González

El 20 de noviembre de 2023 se realizó el evento de lanzamiento de Recono-Siendo, estrategia pedagógica colectiva de diversas obras de la Compañía de Jesús en Colombia para la lectura crítica y enseñanza del pasado reciente, que busca fortalecer las narrativas centradas en la importancia del esclarecimiento de la verdad como camino hacia la reconciliación. El Cinep/PPP, en especial la línea de Construcción de Estado y Paz, participó junto a otras obras en la construcción de la estrategia y del material formativo, sobre la base del Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición.

El evento, que se puede ver en enlace al final de este artículo, contó con la presencia y palabras de Francisco de Roux, S.J., expresidente de la CEV; José Darío Rodríguez, S.J., asistente para el discernimiento y la planificación apostólica de la Provincia; Pamela Bautista, investigadora del Cinep/PPP; y el panel de expertos pedagogos que conversaron sobre la construcción de la verdad y la paz, titulado “Pedagogía de la Memoria y la Enseñanza del Pasado Reciente”.

El siguiente texto del padre Fernán González, S.J., investigador del Cinep, integró el cierre del evento, y traduce los conocimientos, experiencias, historia, eventos relevantes y conceptos que, desde su propia vivencia y la experiencia del Cinep, se suman a la propuesta Recono-Siendo. El lector desprevenido encontrará algunos términos que desde la formación de la Compañía de Jesús se integran al mismo, pero que, en términos generales, podrán ser comprendidos en señal de la profundidad que se busca en una reflexión que nos encamine a la paz.


Como han señalado los anteriores expositores durante esta presentación de la estrategia pedagógica de reflexión, en torno a los informes de la Comisión para el esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, la propuesta ha sido construida de manera colectiva. Su origen es el resultado de la confluencia de algunos grupos vinculados a la pastoral en  varias obras de la provincia colombiana de la Compañía de Jesús, como la red juvenil ignaciana, la casa de la juventud, algunos profesores de nuestros colegios, alumnos y docentes de la Universidad Javeriana de Bogotá y Cali, interesados en apropiarse y difundir el legado de la Comisión, y mi participación, a título personal, como consultor externo de la dirección de la Comisión, que me permitió un acceso privilegiado, no solo al material preliminar de los Informes finales, sino también a una  enriquecedora discusión sobre los aspectos centrales de mismo, expertos[i].

Además, este acceso tuvo otra consecuencia para mi experiencia personal, que es el origen de estas reflexiones: en el mediano plazo, esta confluencia me permitió dialogar con los borradores preliminares de los comisionados de la CEV, a partir de la experiencia acumulada por las investigaciones del Cinep/PPP, sobre zonas severamente afectadas por el conflicto armado, recogidas en una colección de doce volúmenes, que enmarcan estos impactos regionales de la Violencia en el proceso de largo plazo para la construcción del Estado y la Nación en Colombia, que enfatiza la dimensión territorial de este proceso.

Además, este acceso tuvo otra consecuencia para mi experiencia personal, que es el origen de estas reflexiones: en el mediano plazo, esta confluencia me permitió dialogar con los borradores preliminares de los comisionados de la CEV, a partir de la experiencia acumulada por las investigaciones del Cinep/PPP, sobre zonas severamente afectadas por el conflicto armado, recogidas en una colección de doce volúmenes, que enmarcan estos impactos regionales de la Violencia en el proceso de largo plazo para la construcción del Estado y la Nación en Colombia, que enfatiza la dimensión territorial de este proceso.

Foto: Equipo de Comunicaciones Cinep/PPP:

Este diálogo con los informes de los comisionados y sus equipos de apoyo permitió ir elaborando gradualmente una visión coherente sobre este proceso, que todavía no ha concluido, y que pretende lograr un consenso entre dos estilos de acercamiento al tema de la Violencia: por un lado, la visión de activistas sociales y defensores de Derechos Humanos, en su mayoría lejanos al mundo académico especializado, cuya experiencia recoge la perspectiva de las comunidades a las que han venido acompañando, junto con el saber acumulado en la opinión pública sobre el tema. Y, por otro, los aportes de académicos, internacionales y nacionales, provenientes de diversas regiones y disciplinas, que hemos venido enmarcando los hechos violentos en el complejo proceso de la construcción del Estado y la Nación, especialmente en su dimensión espacial, que parte del hecho de que la Violencia no afectó de manera homogénea y simultánea a la totalidad del territorio colombiano, sino  de manera diferenciada según las particularidades de las regiones y localidades, pero también según el modo y el tiempo en el que se fueron relacionando con el centro integrado del país. Esta interpretación nos permitió llegar a la formulación de la presencia diferenciada del Estado en el espacio y tiempo, para acercarnos al análisis de los escenarios geográficos y sociales donde nacieron y se desarrollaron los grupos insurgentes

Sin embargo, estos condicionamientos espaciales, que reflejan las desigualdades económicas y sociales de regiones periféricas de colonización campesina, y las consecuencias de un problema agrario nunca resuelto, no bastaban para explicar la inserción de los grupos violentos, sino que era necesario tener en cuenta los factores subjetivos que están detrás de su opción violenta, en la que sus experiencias previas y concepciones ideológicas los llevaron a considerar cerradas las vías democráticas para la solución de los problemas que afectan a las mayorías del país, y decidirse por la lucha armada para lograr los cambios necesarios.   

Esta combinación de causas objetivas y subjetivas de la Violencia nos hizo posible comprender las razones que llevaron a los insurgentes a asumirla, y a la vez, a tomar distancia de esa opción, tanto por sus trágicos resultados por el rechazo de las justificaciones que intentaban legitimarla. Los testimonios de víctimas y victimarios de todos los estilos y condiciones, recogidos por los comisionados a lo largo de todo el territorio nacional, junto con los efectos sociales, económicos y políticos de las acciones violentas sobre los diferentes grupos de la población, especialmente sobre la población campesina atrapada entre el fuego cruzado de los contrincantes, terminó mostrando una situación más dolorosa e injusta que aquella que la alternativa armada pretendía resolver.

De ahí el llamado de la Comisión a la conciencia del Pueblo colombiano, a sus instituciones, incluida la Iglesia católica y otras confesiones religiosas, sobre la indiferencia casi cómplice frente a la barbarie sufrida por el pueblo campesino y empobrecido de Colombia, junto con su rechazo a las razones esgrimidas para justificar la Violencia, que trajo como consecuencia el predominio de la mirada guerrerista como interpretación de la sociedad, desde el modo “guerra”, como confrontación amigo/enemigo, que hace imposible toda salida negociada del conflicto.

Para cambiar esta mirada guerrerista de la Sociedad, nuestra propuesta de campaña pedagógica parte de la necesidad de una observación crítica de nuestro pasado reciente, pero no para confirmar una mirada catastrofista y apocalíptica que nos condena a un eterno fracaso, sino como ventana de oportunidad para la construcción de una sociedad reconciliada y en paz, que parta de una visión despolarizada y despolarizante del conflicto, que reconozca los problemas sociales que llevaron a que algunos agentes voluntarios asumieran la opción violenta, y que representa una oportunidad para irlos superando de manera gradual, hasta aproximarnos al ideal que soñamos, siendo conscientes de que las metas que vamos logrando no agotan nuestro sueño.

Este horizonte complejo se inspira, para nosotros, en la idea ignaciana de “salvar la proposición del prójimo”, que no descalifica de entrada, sino que trata de entender las razones subjetivas de los violentos, sin compartirlas, para ir construyendo un consenso dialogado sobre la solución de los problemas aducidos. Este diálogo parte de comprender los contextos de estas opciones, “sus tiempos, modos y lugares” en los que se mueven sus protagonistas, “la composición del lugar”, en términos ignacianos, que evita la estigmatización de los que piensan diferente a nosotros.

Foto: Equipo de Comunicaciones Cinep/PPP:

Esto implica necesariamente una actitud permanente de discernimiento, que no se reduce al contrapunteo de nuestras opciones personales y grupales, sino que busca descubrir la acción de Dios en nuestra historia, por compleja y violenta que se nos presente. Tampoco la historia del pueblo Israel fue simple ni pacífica: mucha de la redacción final de lo que llamamos el Antiguo Testamento, es una visión retrospectiva elaborada desde la experiencia de su destierro, marcada por el fracaso en su intento de crear un Estado independiente en medio de la confrontación entre los imperios de su tiempo, donde surge la esperanza mesiánica que se concreta, para los cristianos, en la figura de Jesús, cuyo mensaje universalista de salvación encontró la incomprensión y el rechazo de los líderes religiosos del mundo judío, quienes se movían desde una mentalidad nacionalista de restauración del Pueblo elegido.

Esta mirada retrospectiva de la historia del pueblo de Israel me hizo recordar una idea de nuestro instructor de tercera probación, el P. Miguel Elizondo, quien sostenía que, si san Ignacio hubiera dispuesto de los elementos de crítica hermenéutica de la Biblia con los que hoy se cuenta, hubiera escrito la Contemplación para alcanzar amor en clave del encuentro con Dios en la Historia y no en la naturaleza. Así, el hallar a Dios en todas las cosas, nos debería llevar a descubrir, en la experiencia dolorosa de la Violencia que hemos vivido, el desafío y la oportunidad en nuestro esfuerzo de la construcción de un mundo solidario y en paz, como mensaje de esperanza para las nuevas generaciones.

En ese sentido, nuestra mirada crítica de la historia colombiana reciente recoge algunas sugerencias del mensaje del P. Arrupe a los jesuitas de América Latina, fechado el 12 de diciembre de 1966, en el que nos invitaba a discernir la llamada de Dios en “el mensaje de la historia”, para descubrir en la pobreza, el efecto más claro del “misterio de iniquidad” señalado por San Pablo, que debemos estar dispuestos a combatir con lucidez y coraje, inspirados por el ideal ignaciano del “tercer grado de humildad”.  No ignoraba el P. General las dificultades que esta opción genera en el campo político, especialmente en los regímenes que muestran una especie de “violencia institucionalizada”, donde la llamada a la conciencia humana, para solucionar en su raíz las consecuencias del pecado, no puede prescindir de “las estructuras en las que se expresa. De ahí la necesidad de un permanente discernimiento para lograr una percepción muy fina de estas objetivaciones sociales del pecado y, lo que es más difícil, diseñar “auténticas alternativas sociopolíticas”, que sustituyan las estructuras deficientes de la actualidad. Por eso, quiero concluir estas reflexiones señalando la importancia de la experiencia pedagógica que estamos llevando a cabo de manera conjunta, que recoge la misión fundacional de los centros de investigación social de la Compañía de Jesús, donde se expresan las preocupaciones de las Congregaciones generales XXVIII (1938) y XXIX (1946), que llevan a los mensajes de urgencia del P. Juan Bautista Janssens en 1947, 1949 y 1962, y al envío del P. Manuel Foyaca, como visitador encargado de urgir esa misión, a su vez origen del CIAS y el actual Cinep/PPP. El desafío que nos han presentado las congregaciones generales y los mandatos de los superiores generales, es el de hacernos conscientes de que todos nuestros esfuerzos apostólicos se encarnan siempre en coyunturas sociales específicas, las cuales debemos aprender a discernir, para encarnar el mensaje evangélico en nuestra historia cotidiana, por prosaica y compleja que nos parezca, para, en términos de Karl Rahner, “ser fieles a la tierra”.


[i] Esta participación nos llevó a escribir, junto con José Darío Rodríguez, un artículo de difusión de las ideas centrales del Informe para la revista del IFEA; que se transformó en una ponencia más elaborada sobre el tema, que está incorporada como anexo a los materiales pedagógicos de esta iniciativa.

Historiador y politólogo, investigador del CINEP y vicepresidente de la Academia Colombiana de Historia.