105 / MAY- AGO 2022

Investigación y compromiso social

EDICIÓN 105 MAY-AGO 2022

Por: Alejandro Angulo, S.J.

Introducción

Desde sus orígenes, la intuición del Cinep, Centro de Investigación y Educación Popular, como de su antecesor, el CIAS, Centro de Investigación y Acción Social, fue la de crear un grupo de apoyo académico a las actividades de los jesuitas colombianos dedicados al entonces llamado problema social, centrados de manera casi exclusiva a la organización de sindicatos y cooperativas, y a la formación del clero de la Iglesia católica en los temas socioeconómicos, a través del IDES, Instituto de Doctrina y Estudios Sociales. Precisamente fueron las diferencias de concepción sobre el cambio social entre los jesuitas, formados en ciencias sociales, y la jerarquía episcopal, las que generaron lo que es hoy el Cinep: mientras los obispos pensaban el problema social en términos de medidas paternalistas y de lucha contra la penetración comunista en la clase obrera, los jesuitas de la época ya hablaban de cambios en la estructura social, económica y política, que criticaban como desigual y excluyente.

Así, a comienzos de los años setenta, se iniciaron en el Cinep varios tipos de investigaciones, cuyo desarrollo marcaría el futuro del centro: unas, sobre las posibilidades de las empresas comunitarias rurales y urbanas para lograr una economía menos desigual, que llevarían luego a análisis sobre los llamados “circuitos económicos urbanos”, y a la adaptación de la canasta familiar a los cambios de precios, mediante el llamado “DANE popular”. Estos estudios conducirían a un conocimiento de las complejidades de la economía popular, inspirando en varios aspectos, la activación del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, y la expansión de esa metodología en muchos programas semejantes a lo largo de todo el país.

Por otra parte, las crecientes movilizaciones sociales desde los años setenta, llevaron al Cinep a acercarse al análisis histórico de la protesta social, no solo liderada tradicionalmente por grupos sindicales y urbanos, sino por la exigencia de derechos humanos, económicos y sociales. En esos acercamientos, algunos adoptan la metodología de la Investigación Acción Participativa, IAP, mientras otros prefieren hablar de investigación colaborativa y subrayan la dimensión de la interculturalidad.

Al lado de estas investigaciones aplicadas a la economía popular, el Cinep iniciaba una línea de investigación política sobre las bases culturales y sociales del clientelismo político, dentro de una perspectiva multidisciplinar y comparada entre regiones (Sucre, Huila y Boyacá), la cual abriría el camino a investigaciones posteriores sobre las relaciones entre Estado y Sociedad civil, con una mirada tripolar de la historia política colombiana, basada en la interacción continua entre nación, regiones y localidades. Esta mirada compleja de la vida política del país, con estudios sobre la configuración social de los partidos, las guerras civiles del siglo XIX y las relaciones conflictivas entre Iglesia católica y modernización liberal, servirían de base para acercar las investigaciones del Cinep sobre las violencias de los años 20 y 50, a las de corte contrainsurgente de los últimos años.

La idea central de estas investigaciones era enmarcar las violencias recientes en el proceso de construcción del Estado colombiano, desde la integración espacial de las regiones a su territorio, hasta la articulación política de sus poblaciones, haciendo énfasis en los problemas de la colonización campesina de las zonas periféricas y el problema agrario, escenario propicio para la inserción de diversos actores armados.

Además, en esa interacción entre factores objetivos y subjetivos, la ventaja comparativa del Cinep es la posibilidad de enmarcar el análisis de los problemas sociales en el contexto de la construcción de una paz territorial, que tenga en cuenta tanto las dimensiones locales y regionales de los problemas, como la mirada estructural e histórica a largo plazo de la dimensión nacional. Además, esa mirada compleja también llevaría a la necesidad de proyectarse en el ámbito de las identidades culturales, para mostrar las implicaciones que tiene la consagración constitucional de la pluralidad cultural y étnica en la vida cotidiana de las comunidades, y en su relación con las instituciones del Estado.

LOS DESAFÍOS DE NUEVO ESCENARIO

Las ventajas comparativas antes enunciadas, adquieren particular relevancia en el nuevo escenario surgido a raíz de los acuerdos de paz de La Habana, en especial durante la transición, un tanto traumática, entre el gobierno de Santos, que llevó a cabo las negociaciones, y el gobierno de Duque, cuyo triunfo electoral se derivó del fracaso del plebiscito de apoyo a los acuerdos y de su ratificación posterior por el Congreso y las Cortes.

De ahí surge una línea de investigación que se dedica al seguimiento de los acuerdos pactados, en el contexto de las transformaciones recientes del régimen político, lo cual evidencia una crisis de representación que se concreta en la movilización social reciente y al margen de los partidos, sean estos nuevos o tradicionales, de izquierda, derecha o centro. En estos aspectos, el Cinep/PPP cuenta con el apoyo del Archivo de Prensa sistematizado y con el Banco de Datos sobre movimientos sociales, y se beneficia de los contactos de los equipos regionales del Cinep/PPP.

Las mismas ventajas se presentan para la realización de investigaciones de la nueva geografía del conflicto, ubicado en la llamada “periferia de la periferia”, que a su vez implica una cierta transformación de los escenarios geográficos de su acción. En los comienzos del Cinep/PPP, la mayor parte de estas actividades estaban localizadas en las zonas de colonización periférica del mundo andino central, que respondía a la expulsión continua de población campesina excedente, producida por la concentración de la propiedad de la tierra en torno a los centros poblados.

Esta transformación hace que el conflicto se localice actualmente en “la periferia de la periferia” (o sea en la Orinoquia, la Amazonia, la Costa Pacífica y el Urabá chocoano), al igual que en las regiones de encuentro entre los mundos caribe y andino, como el sur de Córdoba y sus fronteras con Antioquia, adonde se replegaron las Farc en su última etapa, y donde persisten sus disidencias, lo mismo que algunos grupos del ELN y EPL. Esto ocurre también en el norte del Cauca y el sur del Valle, donde se combinan problemas de indígenas, afros y campesinos mestizos, con el tema de los cultivos de uso ilícito y la presencia de grupos armados de diferente índole y orientación. Por eso, las regiones seleccionadas por el equipo de investigación, serían el Andén del Pacífico, en Nariño, Cauca, Valle y Chocó; la frontera colombo-venezolana en El Catatumbo y Arauca; el Bajo Cauca antioqueño y el sur de Córdoba, y las regiones de la Orinoquia donde se proyectan disidencias de las Farc y otros grupos armados.

En esa “periferia de la periferia”, nuestro grupo de investigación retoma sus enfoques metodológicos, que combinan la mirada estructural e histórica, con la aproximación etnográfica, para explorar las condiciones que explican tanto la persistencia de los llamados disidentes o rearmados de las Farc, como el desarrollo de las acciones del ELN y EPL, así como las tendencias de la privatización de la violencia en esas zonas, que se manifiesta contra líderes sociales y políticos.

Además, este acercamiento a las regiones afectadas por el conflicto se enmarca de nuevo en el proceso gradual de construcción del Estado, pues representaría un paso más en la integración geográfica del territorio y en la articulación de sus poblaciones al conjunto de la vida nacional.

Foto: Daniela Mendoza

El contexto político de las nuevas conflictividades

En el momento de la actual coyuntura, se podría afirmar que los acuerdos de paz con las Farc las AUC, y las desmovilizaciones que los siguieron, sumado al ocaso gradual del bipartidismo, dejaron al descubierto problemas que estaban ocultos por la polarización en torno a la paz.

De ahí la importancia del seguimiento, no solo de las movilizaciones sociales, que recogen las inquietudes de grupos minoritarios o subordinados y reclaman por el incumplimiento de los acuerdos pactados con gobiernos anteriores, sino también las relacionadas con los procesos de restitución de tierras y erradicación de los cultivos de uso ilícito e incluso, con la competencia por el poder local en muchas regiones.

Esos problemas expresarían la tendencia constante hacia la privatización de la violencia, que de alguna manera estaba antes regulada por los actores armados ilegales y por las redes locales y regionales del bipartidismo. De ahí la insistencia de las investigaciones del Cinep/PPP, basadas en la idea de la presencia diferenciada de las instituciones estatales en el espacio y el tiempo, como resultado del proceso gradual e incompleto del monopolio estatal de la coerción legítima.

Esta desarticulación de los niveles nacional, regional y local de poder, hizo evidente la naturaleza subyacente de los partidos como confederaciones contrapuestas de redes de poder, cuya naturaleza esencialmente fragmentada era compensada, de alguna manera, por unas plataformas doctrinales de carácter abstracto y general, pero, sobre todo, por el liderazgo de figuras nacionales de cierto prestigio.

Por otra parte, la incapacidad de esas confederaciones suprarregionales y supralocales de poder, para integrar políticamente a los grupos sociales organizados al margen de sus redes, se hizo evidente con el surgimiento de grupos insurgentes en algunas zonas de colonización campesina.

La necesidad de una educación para la paz

Esta situación hace que, en el corto plazo, uno de los principales desafíos que afronta hoy el Cinep/PPP, sea lograr la plena legitimidad social de los acuerdos de paz, o, al menos, la disminución gradual de la oposición de las mayorías a la implementación de los acuerdos, así sea por motivos pragmáticos.

Por eso, una de las posibles respuestas de los equipos del Cinep/PPP sería la construcción de un proceso educativo que lleve a una comprensión despolitizada y despolitizante del conflicto, que separe la aceptación de factores objetivos, de orden estructural e histórico del conflicto, de la legitimación de la lucha armada para la transformación de esos factores. En ese sentido, habría que mostrar que, ni el reconocimiento de la existencia del conflicto armado, ni la crítica de las desigualdades y exclusiones, implica la legitimidad de la lucha armada. Esto traería consigo la necesidad de recuperar la política, como búsqueda de soluciones dialogadas a las situaciones conflictivas derivadas de esos elementos estructurales, dentro de un proceso gradual de reformas encaminadas a transformaciones más profundas de la sociedad.

Las líneas de investigación del Cinep/PPP en la actual coyuntura

En primer lugar, el marco general antes enunciado obligaría a crear un grupo de investigadores centrados en el problema de la crisis de la representación política de la sociedad, que implicaría la contrastación continua entre el seguimiento de la coyuntura del régimen político colombiano y del conjunto de las movilizaciones sociales, en el marco general del proceso de construcción del Estado y de la evolución territorial del conflicto.

Este acercamiento general al tema político y social, se complementaría con una segunda línea de investigación, centrada en:

  1. El análisis de las condiciones que explican la inserción y permanencia de los grupos armados insurgentes, tanto los llamados disidentes de las Farc como del ELN, en las diversas regiones.
  2. Los problemas políticos y administrativos que dificultan o limitan la implementación de los acuerdos.
  3. El manejo de la seguridad ciudadana y los problemas de la fuerza pública frente a la
    conflictividad social.

Obviamente, este tipo de intercambio permitiría también enriquecer los trabajos de educación para la paz, las experiencias de mediación en comunidades concretas y las iniciativas locales, con una perspectiva nacional que incluya su relación con las instituciones del Estado.

Foto: Ian Schnaida

Foto portada: Ían Schnaida

Revista-Cien-Dias-105

Alejandro Angulo S.J.

Investigador del Cinep/Programa por la Paz. Tutor del área de Derechos Humanos.

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