105 / MAY- AGO 2022

¿Qué es la “paz total” que pregona Petro desde campaña?

EDICIÓN 105 MAY-AGO 2022

Por: Pacifista

Desde hace rato escuchamos el concepto “paz total”, el gobierno de Gustavo Petro lo viene anunciando incluso desde su campaña, pero pocos espacios se han dado en el que se aterrice su significado y, sobre todo, cómo es que vamos a tener que digerirlo. No obstante, el pasado 27 y 28 de julio, el Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep) llevó a cabo unos diálogos para celebrar los 50 años que cumplieron como organización trabajando “por la vida, la justicia y la paz”, y en estos hubo un panel específico que tal vez es el espacio en el que más se ha desenmarañado esa “paz total” y lo que implica desde distintas perspectivas.

El moderador era Alfredo Molano Jimeno, periodista e hijo del legendario Alfredo Molano Bravo, es decir, un moderador entrenado para el tema. Y el panel lo conformaron personas implicadas directamente en el Acuerdo de paz firmado en La Habana: Luz Marina Monzón, la directora de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), que se creó a raíz del acuerdo; Roberto Vidal, magistrado de la sección de casos de Reconocimiento de Verdad y responsabilidad, de la JEP; Pastor Álape, antiguo integrante del secretariado de las Farc y ahora firmante de la paz y parte del Consejo Nacional de Reincorporación; y Angela Bargellini, de la Misión de las Naciones Unidas en Colombia.

El tema era difícil, un nuevo gobierno con la claridad de que quiere iniciar un nuevo proceso de paz que denomina, paz total. Entonces Molano toma el micrófono y pregunta.

—¿Ustedes cuatro cómo se imaginan que pueda darse esa articulación entre el acuerdo de paz de La Habana y este proceso de diálogo con los distintos grupos que ha venido anunciando el gobierno de Gustavo Petro?

Luz Marina Monzón duda y antes de responder pide claridades en la pregunta. Molano aclara.

—Tratemos de mantenernos en el espíritu de este conversatorio que es “La paz que soñamos”, ¿no? Entonces: ¿cómo poder, desde el lugar en el que han estado trabajando, articularse con esta iniciativa de alcanzar una paz total?

Luz Marina Monzón retoma el micrófono y empieza.

—Bueno, ¿cómo vemos nuevos procesos de negociación en la lógica de la satisfacción de los derechos de las víctimas?, hablo desde la Unidad de Búsqueda, pues con mucha esperanza… Mucha esperanza por varias razones. Primero, la unidad busca personas desaparecidas, no importa quién las haya desaparecido como tampoco a qué grupo armado haya podido pertenecer la persona desaparecida. Por lo tanto, la información de cualquiera de los actores armados es fundamental para nosotros. Entonces, si hay una negociación con los otros actores, pues mayores posibilidades hay detener información para poder satisfacer el derecho a saber dónde están las personas desaparecidas.

La deuda histórica en Colombia frente al tema desaparecidos es enorme. “Estamos hablando de más de 100 mil desaparecidos y no estamos hablando de que acaban de desaparecer. Son personas desaparecidas desde hace más de 50 años, tenemos reportes desde al menos 1948”, agrega Monzón, quien además señala que este tema no se ha priorizado en el país porque tampoco hay mecanismos de acceso a información que faciliten agilizar la búsqueda. Entonces pasa a contar una anécdota que responde desde otra perspectiva a la pregunta de Molano.

—En tema de la “paz total”, siempre recuerdo algo que a mí me impresionó mucho. Estaba trabajando con organizaciones de la sociedad civil y estaba promoviendo cómo era de importante que una vez se firmara el acuerdo, pudiéramos sumarnos a que se implementara. Estaba en Casanare y recuerdo tanto que las organizaciones de víctimas y las víctimas me decían: “Doctora, sí, muy interesante, pero… ¿Y cuándo van a firmar con el ELN? Porque acá esa es la situación que tenemos que enfrentar”. La gente que está viviendo en estos territorios está enfrentándose a una multiplicidad de actores que aunque haya acuerdo de paz, y esto tenga una repercusión en su vida, no logra darles la tranquilidad para poder vivir dignamente, vivir con la tranquilidad y dignidad que se merece cualquier ser humano.

Hay acuerdo de paz pero la gente sigue en peligro y aterrorizada porque aún hay actores en armas. Molano toma entonces el micrófono y se dirige entonces a Pastor Álape.

—La doctora Monzón plantea un elemento que me parece importante. A ver cómo lo ve Pastor que estuvo en una mesa de negociaciones. Un poco lo que se ha adelantado frente al diseño de “paz total” es a partir de unos diálogos regionales, la doctora habla de este sentimiento que hay en algunas comunidades que tienen un presencia directa de actores y que sienten esa necesidad de que se llegue a un acuerdo. Pastor: ¿usted cree que es fácil entablar esas mesas desde una perspectiva local para iniciar un proceso de negociación política?, porque no se ve tan fácil.

—Pues para poder avanzar en la concreción de nuevos acuerdos de paz hacia la paz completa, se requiere voluntad política de Estado, de gobierno y de los actores como tal, de los diversos actores. Porque acá vamos a enfrentar diversos actores, unos desde una visión política, caso ELN, y otros que, desde el acuerdo de paz manifestamos que era necesario, su acogimiento o sometimiento a la justicia. Por supuesto hay que negociar. Y toco lo grave: hay que negociar con las “oficinas”. —Pastor suelta esta última frase, mira al magistrado Roberto Vidal que está a su lado, y continúa— Esto lo puedo decir yo, seguramente el magistrado no va a decir esto aquí, pero si no negociamos con las “oficinas”, que son donde está el verdadero poder de la violencia de este país, porque las “oficinas” cambian de jefecito pero los jefes poderosos todos en Antioquia saben dónde están, dónde se mueven, entonces es allá donde tenemos que llegar; si no llegamos allá, no va a haber paz. La paz completa implica ese horizonte de negociación.

Y después de ese apunte que seguramente toca sensibilidades, Álape agrega algo todavía más polémico: “Lo que van a hacer en Estados Unidos, que se haga aquí. Cuánto es lo que van a dar, cuánto es lo que se les va a dejar. Y es lo que tenemos que hacer, empecemos a decir verdades. Si no decimos verdades, por supuesto que no va a ser fácil.

El término “oficinas” al que hace referencia Álape no es otra cosa que grupos criminales organizados, que se financian con el narcotráfico y otras economías ilegales como extorsiones especialmente a los habitantes de la zona urbana de Colombia, y que cuentan con un ejército de sicarios para los cobros, la herencia que dejó Pablo Escobar. Un tema sensible que también se debe desmantelar si se desea alcanzar una paz total.

—Hoy hay una correlación de fuerzas favorable a la paz, una emoción hacia la paz, un apoyo social —continúa Álape—. Con el ELN, para mí, es desde lo que hay de política pública ya establecida con el acuerdo de paz y lo que se avanzó; no sería iniciar sino reiniciar con el ELN a partir de lo que ya está construido. Hoy hay una coyuntura diferente, una correlación de fuerzas. ¿Entonces que se requiere? Acelerar en estos primeros 100 días la aplicación integral del acuerdo de paz, hacer el relanzamiento del acuerdo. Es importante que en estos 4 años se dejen los cimientos de la paz completa, porque no es un momento, la paz completa es un proceso que también implica transformar el pensamiento. Después de las palabras de Pastor Álape, obviamente quien debe intervenir es la otra parte, la otra perspectiva, el juez. Molano, periodista de antaño, lo sabe. Entonces se dirige al magistrado de la JEP, Roberto Vidal.

—Pastor plantea algo sumamente complejo de verbalizar para usted que tiene investidura de juez de la República, de magistrado, ¿cómo imagina para la JEP el reto de impartir justicia en un proceso de paz que va avanzando al tiempo que se avanza en una negociación que tiene unos mínimos y esos mínimos son, yo creo, los de La Habana: a nadie le van a dar menos que lo que se pactó en La Habana. ¿Cómo sería eso, cómo ve usted esos retos para la jurisdicción?

El Magistrado ríe tal vez un poco incómodo. La pregunta hace que se remueva en su silla, pero
tiene claro su papel y su respuesta

—Varias cosas creo son importantes hoy. Primero, ¿el escenario de paz total que significa?

Vidal al parecer va a responder lo que es necesario que se aclare en Colombia. “Paz total”. ¿Qué es? ¿Cómo se come?

—La paz total significa una multiplicidad de escenarios de negociación con actores de muy diverso tipo. Eso ya ha generado un debate público esta semana, ¿cierto? Porque hay actores como el ELN parecidos a las Farc, sí; pero hay otros actores de diverso tipo, los que mencionaba Pastor. Eso supondría que vamos a tener, a lo menos, varios escenarios de negociación.

Vidal deja claro quiénes son los actores que en esa paz total van a sentarse en la mesa —o las mesas—, según parece. Pero todo sigue sonando como que a esto le falta algo. Por suerte el magistrado continúa y acá se dirige directamente a Molano.

—Lo segundo, en esto que estás llamando “los mínimos de La Habana”, yo llamaría la atención sobre esto. Lo que nos enseñó La habana, pero que ya lo sabíamos desde la negociación con los paramilitares en 2005, es que uno de esos mínimos de La Habana, no es tanto en lo que merezcan o aspiren quienes negocien a recibir, sino que hoy y desde el pacto de Roma en el 98, las negociaciones de paz tienen que pasar por fórmulas de justicia. Eso significa, primero, que hay cuestiones que no son amnistiables para nadie: los crímenes más graves, los de lesa humanidad, los crímenes de guerra, el genocidio no se le pueden amnistiar a nadie, sea de la condición que sea; tiene que conducirse a una fórmula jurídica de juzgamiento. Y segundo, que hay una centralidad de los derechos de las víctimas, ningún acuerdo de paz puede pasar por encima de los derechos de las víctimas: verdad, justicia, reparación, garantías de no repetición. A esas dos cosas se debe la existencia de la JEP. Entonces esos son los mínimos hoy de cualquier negociación que se construya.

Vidal deja claro el marco legal que debe regir si se lleva a cabo la “paz total”. Sabe que va a ser “arduo, doloroso, complicado, debatido”, pero también expone que ya “hay unas vías para avanzar”.

—En la jurisdicción (JEP) sentimos que hay un modelo que tiene problemas pero que también tiene aciertos. Cosas como los macro casos, que podamos juntar investigaciones sobre cuestiones que antes estaban aisladas, la posibilidad de concentrar esfuerzos investigativos, lo que dije ahora de las sanciones propias, la justicia restaurativa, la participación de las víctimas. Yo creo que esas son ya cuestiones de no retorno, cualquier fórmula de paz hacia adelante va a pasar por ahí. —el magistrado concluye y pasa a aclarar la posición de la JEP frente a la “paz total”— Debemos tener una actitud, una determinación grande institucional, de apoyo a las iniciativas de paz total, como un programa de nación sumamente importante y en el que las instituciones debemos estar comprometidas a ofrecer alternativas, ofrecer posibilidades. Entonces uno todas las piezas que puse: cualquier negociación que venga con esos actores tiene que tener unas fórmulas de justicia transicional y de protección de los derechos de las víctimas, contamos con experiencias que deben ser valoradas, pero que deben ser lo suficientemente flexibles para acomodarse a nuevos escenarios y producir alternativas y no obstáculos.

Roberto Vidal, magistrado de la JEP, es tal vez quien —hasta ahora— ha dejado más claro lo que se avecina para Colombia en el proceso de paz que el presidente Gustavo Petro denomina “paz total”. Hay que hablar con todos los actores, al parecer hay que ser flexibles si toca, pero ante todo, hay que respetar los derechos de las víctimas. Un reto para la justicia en un país de tantas injusticias. Molano toma el micrófono y concluye.

—Perspectiva interesante y retadora en materia de justicia, que siempre termina siendo el área sensible de un proceso de negociación.

Toda esta conversación se adelanta frente a Angela Bargellini, quien representa a la Misión de las Naciones Unidas en Colombia. Y Molano le pregunta su postura frente a lo que se ha hablado, su postura que es básicamente la postura de la ONU.

—El Consejo de Seguridad ha tomado nota de todo esto, tanto en los avances y los desafíos de la implementación del acuerdo de paz que se firmó en La Habana y en cuanto a, digamos, la expectativas o indicaciones de que van a haber otras formas de diálogo. ¿Qué forma tomará ese diálogo? ¿Con quiénes? Creo que queda por ver y hay muchas discusiones. En eso, las Naciones Unidas van a acompañar como sea necesario, como sea oportuno, pero como en cada conflicto, la posición de Naciones Unidas es que es mejor dialogar que estar en conflicto. Desde ese punto de vista, las indicaciones de tener alguna forma de diálogo nos parecen positivas, con todas las incertidumbres que algunos de los panelistas también estaban indicando, pero dialogar siempre es mejor que estar con el fusil en la mano.

El conversatorio del Cinep desarrolló puntos más complejos y hasta ahora es el espacio que mejor ha aterrizado los ejes del nuevo proceso de paz que se viene, esa “paz total” que, al parecer, será cimiento en la política de seguridad del gobierno de Gustavo Petro.

Diálogos el país que soñamos. CINEP 50 AÑOS. Conversatorio: La paz que soñamos.
Revista-Cien-Dias-105

Pacifista

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