Internacional

El coto de caza de Supermán

EDICIÓN 109 SEP-DIC 2023

Por: Alejandro Angulo, S.J.

1. Golpe a golpe…

La invasión rusa de Ucrania y la agresión de los extremistas palestinos a Israel, invitan a reflexionar sobre la guerra como medio para alcanzar un objetivo, porque, pese a la irracionalidad del uso de la fuerza como instrumento para obtener resultados positivos, la frecuencia del conflicto violento entre individuos y grupos es un hecho de la vida diaria.

La idea de masacrar seres humanos por sorpresa, como lo hizo el movimiento Hamas, para reivindicar los derechos de otros seres humanos, no tiene lógica, es contradictoria en sí misma, aun en este caso, que suma más de medio siglo de opresión, porque esa masacre no va a darle libertad a nadie, ni a las víctimas, ni a los victimarios.   Al contrario, semejante eliminación indiscriminada de gente no solo se ha vuelto contra los terroristas de Hamas, sino contra toda la población de la franja de Gaza, donde personas inocentes están pagando con su vida, la locura de un grupo criminal.

La respuesta israelí de borrar a Hamas del mapa, a costa de matar a muchos palestinos inocentes, incluso a los rehenes israelíes también inocentes, tampoco puede ser aprobada, como pretenden los representantes oficiales de Israel ante los diferentes escenarios mundiales. Porque ese exterminio, como todos saben, repugna aun a los mismos judíos de buena voluntad, los cuales son muy conscientes de que su historia está marcada por esa tremenda equivocación del exterminio, como instrumento político.

La acción ilógica de obtener ventaja por la fuerza ha generado la mayoría de los conflictos bélicos, porque no hay guerra buena, ni justa. Quienes han pretendido justificar la guerra como autodefensa contra la violencia, exigen condiciones propias de los ángeles y no de los humanos, lo cual es un tiempo perdido.

Tampoco tiene lógica la decisión de Vladimir Putin de invadir a Ucrania, so pretexto de combatir la subversión, porque, además de ser una patraña inventada por él, desconoce la propia historia rusa. Sin embargo, tenemos que admitir que la anexión abusiva de territorio es una práctica actual en las relaciones internacionales de nuestro mundo, que se dice civilizado.

La tensión de las relaciones entre Ucrania y Rusia es un tema complejo de la configuración de los países. No comienza con Putin, ni va a terminar con él. Desde la Rusia de los zares hasta hoy han corrido mucha agua bajo el puente e incontable sangre por los territorios de Europa. La pretensión de resolver las diferencias mediante hechos cumplidos, no es una solución sino una provocación muy peligrosa, porque exacerba la tensión y arriesga desatar una nueva guerra mundial.

2. Como también nosotros…

Viniendo a nuestro propio patio, se ha demostrado cómo ni la guerrilla, ni el narcotráfico han logrado obtener ningún poder por obra del exterminio. Por otro lado, la fuerza pública tampoco ha logrado derrotar con las armas, a la insurgencia o al crimen organizado. La paz es la condición absoluta para cualquier proyecto constructivo. El caso colombiano desacreditó una vez más el dicho de los guerreristas: si quieres paz, prepárate para la guerra.

En primer lugar, se puede advertir que en la raíz de la violencia hay una doble falla: la del sentido moral y la del talento práctico. La carencia moral consiste en desconocer la dignidad humana como valor absoluto. Y el error práctico es la falsa creencia en la eficacia de la fuerza para lograr ventajas. Si la dignidad humana no se consagra como valor absoluto es evidente que los abusos de las partes se absolutizan y la impunidad convierte al país en un matadero. Si la práctica del soborno y el homicidio substituye a las discusiones inteligentes y bien informadas, es evidente que la mentira y el asesinato vuelven al país invivible.

En este sentido la decisión del presidente Gustavo Petro de llegar a un acuerdo de paz con el ELN y con las disidencias de las FARC-EP es un acierto. Pero ese buen propósito se vuelve un desacierto, si el incumplimiento de la palabra por parte de los insurgentes no recibe una sanción correspondiente. La continuación de los sobornos, las amenazas, las extorciones, los homicidios y las invasiones de terrenos, lanzan una sombra de duda sobre la credibilidad que pretenden lograr los grupos criminales.

3. Estupidez política

Otro factor primordial para el progreso de la sociedad es la gestión política en la que, tanto el gobierno como la llamada sociedad civil, manifiestan sus temores, sus expectativas y sus compromisos. Aquí se puede aplicar con toda propiedad, el método de contrapesar esos factores, con el objeto de ver cuál es el que prevalece en cada proyecto, dado que el peso relativo de cada uno determina el nivel de éxito o de fracaso del emprendimiento.

Es bien conocida la expresión, estupidez política, para indicar la dificultad de los acuerdos parlamentarios que se pierden en discusiones, cuyo principal móvil es el interés creado de los participantes, que puede o no coincidir con el bien público, entendido este como lo que más conviene a una sociedad específica.

Ayuda para comprender la mencionada estupidez política, leer la opinión del portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, acerca del nuevo orden mundial que, según él, no existirá en el futuro “centrado en Estados Unidos” (El Mundo, 23/10/2023). En semejante afirmación hay un inapropiado señalamiento del orgullo nacional, tanto del gringo como del ruso, que, de forma análoga al orgullo individual, revela solo ignorancia de la realidad, o sea, demasiada estima infundada del propio valor y desprecio también infundado del ajeno.

El orgullo no es una buena base para nada porque, como se infla tan fácilmente, termina por ignorar o desfigurar la realidad. Y si hay algún oficio que requiera el conocimiento más preciso posible de la realidad es la política, por la sencilla razón de que se trata (o debiera tratarse), este bienestar general de las poblaciones.

Al ser elegido presidente, Gustavo Petro dijo:

Somos una de las sociedades más desiguales socialmente en todo el planeta tierra. Y esta es una aberración que no podemos continuar si queremos ser una nación, si queremos vivir en paz. No miremos para otro lado, no seamos cómplices. Con voluntad, políticas de redistribución y un programa de justicia vamos a hacer una Colombia más igualitaria y con más oportunidades para todos y todas. La igualdad es posible si somos capaces de crear riqueza, de generar riqueza para todos y todas, y si somos capaces de distribuirla más justamente[1].

Denunciar la desigualdad colombiana es un lugar común, pero denunciarla desde la presidencia de la república no lo es, dado que tal denuncia, si es auténtica, supone un compromiso. Por consiguiente, ese párrafo tiene un valor particular y apunta hacia un compromiso de promover el emparejamiento de las oportunidades. De eso no hemos visto mucho todavía, después de un año de gobierno. En cambio, sí se advierte la tendencia centralista en el manejo de la cosa pública, como era en el principio, ahora y siempre… Y el centralismo es antidemocrático, porque conlleva la desconfianza en el propio pueblo.

Es una lástima, porque Gustavo Petro, quien se posesionó con excelentes augurios, puede, como todo mandatario, sucumbir al orgullo de pensar que su gobierno sí puede lograr lo que ningún otro ha podido hasta el momento. Pero el mundo actual, incluida Colombia, ya no es el coto de caza ni de Putin, ni de Netanyahu, ni de Supermán.


[1] https://petro.presidencia.gov.co/prensa/Paginas/Palabras-del-Presidente-de-la-Republica-Gustavo-Petro-Urrego-al-tomar-220807.aspx

Alejandro Angulo S.J.

Investigador del Cinep/Programa por la Paz. Tutor del área de Derechos Humanos.