Internacional

Laudate Deum: un hito, un reto, un eco

EDICIÓN 109 SEP-DIC 2023

Por: Alirio Cáceres Aguirre

Ha causado gran sorpresa y polémica, el anuncio del gobierno colombiano de respaldar un Tratado Internacional de No Proliferación de Combustibles Fósiles. En el marco de la COP28, Colombia es el primer país latinoamericano que responde positivamente a la exhortación que el Papa Francisco hizo en el reciente documento Laudate Deum. Para comprender lo que esto significa e implica es importante navegar por los postulados de la Iglesia Católica, frente a la gravedad de la crisis ecológica.

Para comenzar el recorrido, la fecha simbólica del 4 de octubre, en la cual se celebró la fiesta litúrgica de San Francisco de Asís, patrono de la paz y de “los cultivadores de la ecología”. Ese día culminó también el Tiempo de la Creación, una experiencia ecuménica que se inició el 1° de septiembre, con la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. Este 2023, el Papa aprovechó tan significativa ocasión, para publicar una nueva exhortación apostólica titulada Laudate Deum,cuyo tema es la crisis climática global, y con la cual da continuidad a sus enseñanzas sobre el cuidado de la casa común, recogidas desde 2015, en la encíclica Laudato Si´ 

Es importante recordar que Jorge Mario Bergoglio es jesuita, y por tanto, portador de la herencia del discernimiento espiritual, que lo impulsa a buscar y hallar a Dios en la historia humana y en sus vicisitudes. Sin duda, para responder a los desafíos impuestos por las realidades del mundo actual, adoptó, como Papa, el nombre de Francisco, integrando en su pontificado, elementos propios del carisma de este santo italiano: humildad, hermandad, pobreza, misericordia, ternura, alegría, paz, etc., rasgos universales necesarios para humanidad afronte el reto de salvar la vida en el planeta.  

En estas líneas se proponen algunas claves de interpretación del texto en su contexto y pretexto, con el fin de comprender y valorar sus alcances y limitaciones desde la realidad, especialmente en América Latina y el Caribe, y de manera particular, en la Colombia que, según el Plan Nacional de Desarrollo, aspira a convertirse en Potencia Mundial de la Vida.

Más allá de las palabras

La expresión Laudato Si´ significa “Alabado seas”. Fue pronunciada por Francisco de Asís, hace casi 800 años, en un himno de alabanza a Dios Creador por toda su creación. Es una expresión en umbro, el dialecto italiano que se hablaba en la región de Umbría para aquel entonces. Este famoso Cántico de la Criaturas surgió después de un momento de “noche oscura” en el cual el Santo, decaído, casi ciego, entona una especie de trovas para honrar al Señor por el sol, la luna y las estrellas, el viento, el agua, el fuego, la tierra, a quienes considera sus hermanos. Posteriormente adicionó unas alabanzas por quienes perdonan, sufren en paz la enfermedad y la tribulación, y por la “hermana muerte corporal”.  El Himno termina con una invitación: “Load y bendecid a mi Señor, y dadle gracias y servidle con gran humildad”.

Sobre el término en latín,  Laudate Deum,  el Papa explica: “«Alaben a Dios» es el nombre de esta carta. Porque un ser humano que pretende ocupar el lugar de Dios se convierte en el peor peligro para sí mismo” (LS 73). Así que, en estos dos documentos pontificios, hay un propósito explícito de resaltar la actitud de alabanza a Dios, recuperando la dimensión sagrada de la creación.

Los interlocutores

La nueva Exhortación Apostólica se dirige “a todas las personas de buena voluntad”, lo cual no es un dato menor. En 1963, Juan XXIII incluyó este horizonte en la Encíclica Pacem in Terris, pues hasta entonces, los documentos pontificios circulaban sólo en el orbe católico. Eran los tiempos de la Guerra Fría entre los Estados Unidos de América y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y las amenazas nucleares tenían en vilo al mundo. Con Laudato Si´, hace ocho años, el Papa deseaba “entrar en diálogo con todos acerca de nuestra casa común” (LS 4) para “unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral” (LS 13). Ahora, con Laudate Deum, se dirige a los representantes de los Estados, quienes se reúnen cada año en la Conferencia de las Partes (COP) de la Organización de Naciones Unidas (ONU), máximo organismo para la toma de decisiones sobre cambio climático (LD 44), los países exportadores de energías fósiles (LD 58), China y Estados Unidos, que encarna el modelo occidental de vida (LD 72), y en general, a todos los hogares (LD 71). Es decir, el Papa exhorta a todos los seres humanos, creyentes o no, a adoptar “reacciones suficientes”, pues “el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre” (LD 2)

El núcleo del mensaje

La Exhortación contiene 73 numerales, divididos en seis capítulos:

1. La crisis climática global (5-19)

2. Más paradigma tecnocrático (20-33)

3. La debilidad de la política internacional (34-43)

4. Las conferencias sobre el clima: avances y fracasos (44-52)

5. ¿Qué se espera de la COP28 en Dubái? (53-60)

6. Las motivaciones espirituales (61- 73)

En ello se puede vislumbrar que Laudate Deum utiliza datos de la ciencia, para explicar lo que sucede; criterios éticos, para interpretar las raíces de lo que está pasando, y planteamientos políticos, para llamar a la acción transformadora de la realidad. 

Tampoco es un detalle menor que Francisco prefiera hablar de “crisis climática global”, en lugar de “emergencia climática” o “cambio climático”. El trasfondo es su interés por explorar las causas profundas de la grave situación planetaria. Tal como lo planteó en el capítulo 3 de Laudato Si´,  la crisis ecológica tiene una raíz humana. Por eso se requiere una conversión ecológica, entendiendo que se trata de una “ecología integral”, es decir, una comprensión de todos los factores que constituyen el ambiente del hogar en el que vivimos los seres creados por Dios. Ya no es sólo un asunto “verde” (de flora y fauna), sino de las complejas y multicolores interrelaciones en el oikos (palabra griega referida al lugar de vivienda, de la cual se derivan los términos ecología, economía, ecumenismo). La crisis climática incluye todas las dimensiones humanas, pues lo que está en juego es el sentido más profundo de la vida, y por tanto, la revisión de los fundamentos de nuestra civilización.

Si en Laudato Si´, el Papa planteó el paso de una “cultura del descarte” a una “cultura del cuidado”, y resaltó que la experiencia de encuentro con Jesucristo implica necesariamente un compromiso como custodios de la obra creada por Dios; en Laudate Deum, refrenda que “no hay cambios duraderos sin cambios culturales, sin una maduración en la forma de vida y en las convicciones de las sociedades, y no hay cambios culturales sin cambios en las personas” (LD 70). Eso explica la invitación a todas las personas de buena voluntad, para darle a Dios el lugar preferencial que corresponde.

El diagnóstico de la crisis climática

Nuestra casa común es finita. Las investigaciones del Centro de Resiliencia de Estocolmo, han planteado que existen nueve límites del Planeta Tierra. En 2023, ya hay seis que han traspasado el umbral. La capacidad regenerativa de nuestro oikos, depende de la integridad de la biosfera, el uso del suelo, los flujos biogeoquímicos, la acidez de los océanos, la disponibilidad y el uso del agua dulce, el control de la contaminación del suelo y del agua, y de la carga de aerosoles en la atmósfera, el estado de la capa de ozono y la variación global del clima en la Tierra. Este factor es el que concentra la atención del Papa Francisco en Laudato Si´ y Laudate Deum.  El  aumento de la temperatura promedio de la tierra se debe a la alta concentración de gases efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, producto de las actividades humanas. 

Resumiendo, la crisis planetaria se debe a que somos muchos, consumimos mucho, y lo que consumimos deja una “huella ecológica” muy grande. Esto plantea un debate moral, pues algunos buscan soluciones basadas en el control de la natalidad, pues desde los principios cristianos, y sin dejar la responsabilidad frente a la explosión demográfica, el énfasis debe hacerse en asumir un estilo de vida austero, sencillo y sostenible, con consumo responsable de productos que, en su ciclo de vida, no generen tanto impacto en los citados nueve límites planetarios.

En el capítulo 1 de Laudato Si´, el Papa prioriza la preocupación por la contaminación y el cambio climático, el agua, la biodiversidad, e incluye también en el diagnóstico, lo referente al deterioro de la calidad de vida humana y la degradación social, la inequidad planetaria, la debilidad de las reacciones institucionales ante la gravedad de la crisis, y pone en evidencia la diversidad de opiniones que deberían entrar en diálogo, para identificar caminos de solución ante el deterioro de la casa común. 

En Laudate Deum, Francisco da respuesta a quienes niegan el cambio climático, lo ridiculizan o simplemente evaden la responsabilidad, citando en 11 de las 44 referencias bibliográficas del documento, importantes informes científicos. En 19 ocasiones remite a Laudato Si´, mencionando también la encíclica Fratelli Tutti y la Exhortación Evangelii Gaudium, entre otros documentos. “Por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes” (LD 5)

De lo ecológico a lo económico

Quien lea, estudie, analice, ponga en práctica Laudato Si´ y Laudate Deum, nodebe olvidar que se trata de la Doctrina Social de la Iglesia.  Si en 1891, el Papa León XIII respondió desde el Evangelio a las “cosas nuevas” que en aquellos tiempos se referían a la relación entre capital y trabajo, patrones y obreros, las “rerum novarum” de nuestros días son las evidencias de la crisis ecológica. El discernimiento sobre las relaciones entre capital y trabajo se mantiene, pero incluye al ambiente, no sólo como un factor de producción. No se trata de “recursos naturales”, ni siquiera de “naturaleza” considerada como “objeto”, sino de la “creación” (Ld 76), que es sujeto de la ternura y misericordia del Creador, una “comunidad preciosa de amor infinito” (LS 246).

Teológicamente hablando, en el fondo de la crisis ecológica hay una ruptura con Dios, lo que impide vivir una espiritualidad trinitaria que anime a tener  la mirada de Jesús sobre el mundo (LS 96-98). Sin esa percepción, se cae en el antropocentrismo y el relativismo moral, debido a que se reduce el significado del ambiente a aquello que sirve “a los fines de un uso inmediato y consumo” (LS 5)

La raíz del problema ecológico es un desvío antropológico:  “La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento, y su agua nos vivifica y restaura”. (LS 2)

Pero el signo más visible del pecado estructural es el paradigma tecno-económico, una alianza nefasta entre la tecnología y la economía que, pese a su bondad intrínseca, privilegia la maximización de las ganancias, atropellando los derechos humanos y la dignidad de nuestra hermana, la madre Tierra, como la llamó San Francisco de Asís hace ocho siglos en el Cántico de la Criaturas.

En este sentido, el Papa reitera en Laudate Deum que esos criterios, derivados de la tecnocracia están ocasionando la destrucción de la vida en el Planeta.  El gran problema es el deseo de “acrecentar el poder humano más allá de lo imaginable, frente al cual la realidad no humana es un mero recurso a su servicio. Todo lo que existe deja de ser un don que se agradece, se valora y se cuida, y se convierte en un esclavo, en víctima de cualquier capricho de la mente humana y sus capacidades.” (LD 22)

“El mundo canta un Amor infinito, ¿cómo no cuidarlo?” (LD 65), se pregunta el Papa. Pero, “la lógica del máximo beneficio con el menor costo, disfrazada de racionalidad, de progreso y de promesas ilusorias, vuelve imposible cualquier sincera preocupación por la casa común y cualquier inquietud por promover a los descartados de la sociedad”. (LD 31). Ahí está el gran dilema de la humanidad y el gran debate epistemológico que origina los conflictos socio-ambientales en los territorios.

El amor es también civil y político

Si la ciencia ayuda a entender la gravedad de la crisis y la ética a discernirla, la política es el camino para buscar las soluciones. En este sentido, el Papa resalta que “el amor a la sociedad y el compromiso por el bien común, son una forma excelente de la caridad” (LS 231). Necesariamente hay que hacer una conexión con la Encíclica Fratelli Tutti (2020) para penetrar en la hondura de lo que esto significa e implica, y para “samaritanear”, en un contexto de crisis planetaria.

El poder es un aspecto que el Papa cuestiona con firmeza: A los poderosos me atrevo a repetirles esta pregunta: «¿Para qué se quiere preservar hoy un poder que será recordado por su incapacidad de intervenir cuando era urgente y necesario hacerlo?» (LD 60). De ahí que, el Diálogo y la Política (capítulo 5 de LS), junto a la Educación y la Espiritualidad (capítulo 6 de LS), aparecen como aspectos fundamentales a la hora de responder a la realidad. “Todo está conectado” y “nadie se salva solo”, son dos convicciones que el Papa reitera como aprendizaje después de la pandemia (LD 19).

“Necesitamos repensar entre todos la cuestión del poder humano, cuál es su sentido, cuáles

son sus límites. Porque nuestro poder ha aumentado frenéticamente en pocas décadas. Hemos hecho impresionantes y asombrosos progresos tecnológicos, y no advertimos que al mismo tiempo nos convertimos en seres altamente peligrosos, capaces de poner en riesgo la vida de muchos seres y nuestra propia supervivencia”(LD 28).

En esta perspectiva, Francisco invita a recuperar la credibilidad de la política internacional y propone un “multilateralismo que no dependa de las circunstancias políticas cambiantes o de los intereses de unos pocos, y que tenga una eficacia estable” (LD 35). 

Laudate Deum es un documento eclesial con un potente contenido político. Hace una crítica directa a la ineficacia de la ONU, dándole nombre propio a la debilidad de reacciones que había mencionado en el capítulo 1 de Laudato Si´.  Para entender mejor esta posición, el ejemplo más gráfico es que la casa está en llamas y tardamos 28 años para intentar apagar el incendio, o al menos, llamar a los bomberos. Es bueno recordar que el mismo secretario de la ONU, al enterarse de que a julio de 2023, se habían superado las estadísticas del año más caluroso de la tierra, desde que comenzó a medirse este fenómeno, afirmó: “La era del calentamiento global ha terminado; llegó la era de la ebullición global”

La alerta del Papa es muy clara: “Necesitamos superar la lógica de aparecer como seres sensibles y al mismo tiempo, no tener la valentía de producir cambios sustanciales. Sabemos que, a este ritmo, sólo en pocos años superaremos el límite máximo deseable de 1,5 grados centígrados, y en poco tiempo más, podríamos llegar a los 3 grados, con un alto riesgo de alcanzar un punto crítico” (LD 56). El llamado al cambio también se sustenta en el análisis de los enormes costos que se asocian a escenarios de desastre y un “aguijón ético” que adopta el rostro de los hijos de quienes toman decisiones (LD 29, 58, 60), así como a un profundo cuestionamiento existencial: “En la propia conciencia, y ante el rostro de los hijos que pagarán el daño de sus acciones, aparece la pregunta por el sentido: ¿qué sentido tiene mi vida, qué sentido tiene mi paso por esta tierra, qué sentido tienen, en definitiva, mi trabajo y mi esfuerzo?” (LD 33).

Una Potencia Mundial de la Vida, que acoge Laudate Deum

Para un país mayoritariamente creyente como Colombia, en el que en casi todo hogar y negocio hay una Biblia, no puede ser ajeno el llamado a explorar las motivaciones espirituales de la lucha contra la crisis climática global. Creyentes y no creyentes coincidimos en que la tierra es una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a todos (LS 93) y, por tanto, es preciso entrar en un diálogo “orientado al cuidado de la naturaleza, a la defensa de los pobres, a la construcción de redes de respeto y de fraternidad (LS 201).

El capítulo 6 de Laudate Deum invita a un ejercicio cuidadoso de meditación de una síntesis “ecoteológica” de la fe cristiana y a cada creyente, revise desde su credo o espiritualidad, esos fundamentos del compromiso socio- ambiental, “porque sabemos que la fe auténtica no sólo da fuerzas al corazón humano, sino que transforma la vida entera, transfigura los propios objetivos, ilumina la relación con los demás y los lazos con todo lo creado”. (LD 61)

Aquí hay una clave muy importante para entender la Exhortación. Está dirigida a personas de buena voluntad. Por eso utiliza un mensaje humanista, comprensible por cualquier persona. El Obispo de Roma no necesita mencionar a la Virgen, ni referirse explícitamente a Cristo para invitar a alabar a Dios (Laudate Deum), a partir de una exposición de motivos científicos, éticos y políticos. Es claro que el cambio climático solo se puede solucionar con un cambio humano. Nuestra argumentación, como cristianos católicos, está sustentada en la vivencia del Evangelio, y en los contenidos de la Enseñanza Social de la Iglesia. Pero una persona cristiana de otra denominación, monoteísta, politeísta, no- teísta, agnóstica, atea, está invitada a explorar sus motivaciones profundas, para responder al reto de la crisis climática.

¿Qué significa e implica para Colombia ser el primer país latinoamericano en responder positivamente la exhortación del Papa en Laudate Deum?

El Papa dejó registrada la expectativa de muchos sectores de la sociedad frente a la COP28, que desde ya se vislumbra como un itinerario para la COP30 a realizarse en noviembre 2025 en la Amazonía brasileña.

En esencia aboga por “la transición que se necesita hacia energías limpias, como la eólica y la solar, abandonando los combustibles fósiles…” (LD 54), con la implementación de “formas renovables de energía” (LD 10). Por eso “no podemos dejar de soñar que esta COP28 dé lugar a una marcada aceleración de la transición energética, con compromisos efectivos y susceptibles de un monitoreo permanente” (LD 54), de manera que “sea histórica, que nos honre y ennoblezca como seres humanos”, y para ello “sólo cabe esperar formas vinculantes de transición energética, que tengan tres características: que sean eficientes, que sean obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente…  un nuevo proceso destacado por tres aspectos: que sea drástico, que sea intenso y que cuente con el compromiso de todos (LD 59)

Durante la COP28 se oficializó que el gobierno colombiano respalda la iniciativa de un Tratado Internacional de No Proliferación de Combustibles Fósiles (TNPCF).  Se solidariza así con Vanuatu, Tuvalu, Fiyi, Islas Salomón, Tonga, Niue, Timor Oriental, Antigua y Barbuda, Palau, Samoa, países en riesgo de desaparecer, como consecuencia de los impactos de la crisis climática global en los océanos. 

Esto no significa que se deje de consumir carbón, petróleo, gas natural, de un momento a otro, sino que se apoya la creación de una amplia mesa de diálogo y concertación internacional para diseñar un plan mundial vinculante, que ponga fin a la expansión de cualquier nueva producción de combustibles fósiles; eliminar progresivamente la producción actual de forma justa y equitativa; y garantizar una transición justa y global hacia un acceso del 100% a las energías renovables en todo el mundo. Es una iniciativa que está siendo respaldada por científicos, académicos, políticos, líderes religiosos y organizaciones de la sociedad civil, pues sin un gran acuerdo internacional que financie ese cambio de modelo de la civilización, la humanidad seguirá envenenándose a sí misma y se transformará radicalmente la vida en el Planeta.

Aunque el reto de una transición energética que sea justa, sustentable y ecológica integral, amerita mayores consideraciones, en Colombia (y en América Latina y el Caribe) hay algunos criterios y acciones en las que participe la Iglesia Católica, para transitar el trecho del dicho al hecho:

  • Un diálogo social basado en la escucha para discernir el Bien Común. La polarización ideológica y la autoreferencialidad partidista y gremial impiden tejer un proyecto colectivo de nación.
  • Una sinodalidad “ecológica”, es decir, la conciencia de caminar juntos y la capacidad de “escuchar” los clamores de la creación, a través de las señales en la hermana madre Tierra y en los más pobres.
  • El reconocimiento de la biodiversidad natural y cultural en el país. Cada territorio debe discernir cómo es el ordenamiento alrededor del agua, el abastecimiento de energía no contaminante, la producción agroecológica de alimentos, y en general, debe generar un diseño participativo de Planes Territoriales de Desarrollo Humano Integral orientados al Buen Vivir, según sus respectivas características.
  • La transición energética justa tiene una perspectiva territorial. El Caribe con la región insular; la Costa del Pacífico, los Andes, la ribera de los ríos Magdalena y Cauca, las selvas del Catatumbo, la Orinoquía, la Amazonía del pie de monte andino y la Amazonía indígena, no pueden gestionarse de manera centralizada y homogénea.
  • La tarea del gobierno con amplia participación de la ciudadanía, los científicos, el sector empresarial, financiero, educativo, religioso, los medios de comunicación, entre otros, es trazar una hoja de ruta técnicamente viable, financieramente factible y socio- culturalmente apropiada, para establecer el proceso gradual de abandono de los combustibles fósiles, reducción de la deforestación, aumento de la biodiversidad, y formación ambiental, económica y política de las comunidades, para adoptar un estilo de vida realmente sostenible.
  • Los siete sectores y siete Objetivos Laudato Si´ (OLS) de la Plataforma de Acción Laudato Si´ son un marco de referencia para promover Familias Ecológicas, EcoParroquias, Colegios y Universidades Sustentables, Comunidades, Empresas, Instituciones, Movimientos Apostólicos, y Redes Territoriales, que pongan en práctica la ecología integral propuesta por el Papa en la encíclica.
  • Mapeo de iniciativas de Economía de Francisco y Clara de Asís para generar redes de intercambio de experiencias, bancos de semillas, iniciativas y emprendimientos solidarios.
  • Compartir de experiencias piloto de seguridad y soberanía alimentaria en cada Provincia Eclesiástica, para promover comercio justo y economía solidaria.
  • Socialización de estudios de caso de Desinversión en Combustibles Fósiles y en Minería, con inversión en banca ética.
  • Encuentro de las Academias de Líderes Católicos de las Diócesis para trazar un plan contra la corrupción y la narcocultura en los gobiernos local, regional y nacional.
  • Iniciativa Interreligiosa para las Selvas Tropicales, según los diversos ecosistemas de Colombia, no sólo en la Amazonía. El Sector Religioso se une para hacer incidencia en los gobiernos locales, para proteger la biodiversidad y garantizar la calidad de la vida digna de los seres humanos.

En Colombia se hace realidad la frase del Papa Benedicto XVI: “Si quieres promover la paz, protege la creación” (1 de enero de 2010) la cual fue refrendada por el Papa Francisco en su visita a Colombia en 2017: En este entorno maravilloso, nos toca a nosotros decir sí a la reconciliación concreta; que el sí incluya también a nuestra naturaleza. No es casual que incluso sobre ella hayamos desatado nuestras pasiones posesivas, nuestro afán de sometimiento.  Un compatriota de ustedes lo canta con belleza: «Los árboles están llorando, son testigos de tantos años de violencia. El mar está marrón, mezcla de sangre con la tierra» (Juanes, Minas piedras). Por eso, una transición energética justa está interligada a procesos de paz territorial. Para los creyentes, es innegable que la Paz con Dios Creador implica la Paz con toda la creación (San Juan Pablo II, 1 de enero de 1990).

De ahí que este párrafo, tomado del Manifiesto sobre «la aceleración de la transición energética justa en clave de ecología integral», fruto del II Simposio Latinoamericano y Caribeño por el Cuidado de la Casa Común, animado por once organizaciones eclesiales del continente, el 7 de septiembre del 2023, recoge las preocupaciones y anhelos frente a los planteamientos de Laudate Deum y los resultados de la COP28:

“Nos sentimos interpelados a una formación para la acción y la incidencia profética, de manera que podamos hacer que esta Tierra, don de la Providencia divina, sea ese signo creíble de los “cielos nuevos” y la “tierra nueva” que esperamos, de un Reino de Dios que ya se acerca. Esta fe en la nueva creación, en una tierra nueva, puede sostenerse mediante

la conversión ecológica integral, personal y comunitaria, de los estilos de vida y el modelo económico. Procurando estilos de vida más simples y sobrios, y modelos económicos cíclicos y respetuosos con los ritmos de la naturaleza. Para que sea integral, debe ir a las raíces del paradigma tecnocrático (LS 106-114).El Papa Francisco nos ha dado ejemplos en varias oportunidades de la denuncia profética ante falsas soluciones, que idolatran el capital y que aparentan un cambio, sin cambiar la lógica mercantilista subyacente, como son el mercado de carbono y su especulación financiera (Cf.LS171), o los novedosos automóviles eléctricos, que la lógica extractivista promueve para justificar y mantener el consumo, producción y monopolio de la economía global. También el pueblo de Ecuador recientemente ha dado ejemplo al exigir que el petróleo crudo quede bajo la tierra, diciendo sí al Yasuní, un rotundo sí a la vida, y no a la explotación, pese al contexto de inseguridad, violencia y desigualdad” 

En Panamá, también recientemente el sector religioso, incluyendo al clero y a comunidades católicas, se integró a la sociedad civil para incidir en la declaración de inconstitucionalidad de un nefasto contrato minero. La transición de la cultura política que desenmascare la corrupción es también una dimensión imprescindible para responder a la invitación a “acompañar este camino de reconciliación con el mundo que nos alberga, y a embellecerlo con el propio aporte, porque ese empeño propio tiene que ver con la dignidad personal y con los grandes valores” (LD 69).  

En tiempos de Adviento y Navidad, 800 años después que San Francisco de Asís ingeniara el primer pesebre, Laudate Deum interpela nuestro consumismo desaforado, la codicia que pone en riesgo la calidad de vida y el apego al poder que ensombrece la búsqueda del Bien Común. En sintonía con Gabriel García Márquez, que la transición energética justa, sustentable e integral, resplandezca en el pesebre de cada cuenca, vereda, municipio y localidad. “Por el país próspero y justo que soñamos: al alcance de los niños.”:

Referencias

Papa Francisco, Encíclica Laudato Si´ sobre el cuidado de la casa común, 24 de mayo de 2015 https://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html

Papa Francisco, Exhortación Laudate Deum, a todas las personas de buena voluntad, sobre la crisis climática, 4 de octubre de 2023 https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/20231004-laudate-deum.html

Papa Francisco, Encíclica Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y amistad social, 3 de octubre de 2020, https://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html

CELAM et al. Manifiesto sobre «la aceleración de la transición energética justa en clave de ecología integral», fruto del II Simposio Latinoamericano y Caribeño por el Cuidado de la Casa Común, el 7 de septiembre del 2023, https://laudatosimovement.org/es/news/manifiesto-sobre-la-aceleracion-de-la-transicion-energetica-justa-en-clave-de-ecologia-integral/

Dicasterio al Servicio del Desarrollo Humano Integral, Plataforma de Acción Laudato Si´, https://plataformadeaccionlaudatosi.org/

Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles: https://fossilfueltreaty.org/

Centro de Resiliencia de Estocolmo, Límites Planetarios: https://www.stockholmresilience.org/research/planetary-boundaries.html

Dicasterio al Servicio del Desarrollo Humano Integral, Plataforma de Acción Laudato Si´, https://plataformadeaccionlaudatosi.org/

Alirio Cáceres Aguirre

Diácono Permanente (Arquidiócesis de Bogotá), Ingeniero Químico, Especialista en Educación, Magister en Teología. Asistente de incidencia para América Latina y el Caribe del Movimiento Laudato Si´. Integrante de los equipos de Ecología Integral de la CLAR (Confederación Latinoamericana de Religiosos) y CÁRITAS de América Latina. Asesor de la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (REMAM) y de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) - Colombia. Fundador de la MESETI (Mesa Ecoteológica Interreligiosa de Bogotá D.C.). Director del programa radial ECOTEOLOGÍA (Encuentro Radio - CEPALC). Blog ECOTEOLOGÍA en Amerindia en la Red. Correo -e: oikos19@gmail.com Redes Sociales: @DiaconoOikos.