Paz y Conflicto

Cinco claves para pensar un acuerdo de paz con el ELN

EDICIÓN 100 JUN – DIC 2020

Por Luis Eduardo Celis

La persistencia del conflicto

Desafortunadamente, Colombia no ha logrado superar todas las violencias organizadas que se agencian para retar o defender un orden social. De esta persistencia en la acción armada como recurso político participa el Ejército de Liberación Nacional (ELN), organización que ha cumplido 56 años de existencia, y ya casi 30 de haberse sentado a una mesa de diálogos y negociaciones, en los que se conocen como los Diálogos de Caracas y Tlaxcala.

Integrar al ELN a un orden de participación política, sin el recurso de la violencia, es el camino adecuado. Ninguna guerrilla relevante ha sido derrotada de manera definitiva en nuestra historia, y tampoco lo será el ELN, por esto hay que persistir en trabajar por un proceso de diálogos y negociaciones, único camino viable, como lo muestra nuestra propia experiencia, del acuerdo con el M-19 en 1990, al acuerdo con las FARC en 2016. Ese mismo camino será el que debemos recorrer con el ELN.

Dado que el ELN es una organización que mantiene su esencia en la política, con vocación y compromiso por transformaciones en el ordenamiento social de una Colombia que tiene muchos temas por cambiar, este es un punto central por el cual, quienes creemos en la solución negociada de este largo y complejo conflicto armado, hemos insistido en nuestra tesis, valida y corroborada en la realidad, consistente en que se pueden adelantar negociaciones y construir acuerdos con las organizaciones guerrilleras. En tanto sus motivaciones de acción, se basan en  la búsqueda de transformaciones, y son razonables, es posible acordarlas en temas de sociedad, y así lograr el cese de la acción violenta; en otras palabras,

con el ELN podemos coincidir en su planteamiento de transformaciones, pero discrepamos de manera total y radical con los medios que ejercen, y criticamos su persistencia en el uso de la violencia, con la que sigue vulnerando los derechos de personas y comunidades, y por lo cual esta organización debe responder.

El ELN  se centra en la capacidad que ha tenido de mantenerse en territorios, suplantando las labores básicas de un estado moderno, que en nuestro caso se sigue construyendo. En aproximadamente 140 municipios hoy el ELN ejerce de policía, juzgado municipal y oficina de la DIAN. Con todo respeto por estas instituciones, eso es lo que día a día hace ese grupo ilegal en Arauca, Catatumbo, Sur de Bolívar, Chocó, Nordeste y Bajo Cauca antioqueño, Sur del Cesar, y en partes del Cauca y Nariño; allí está la geografía del ELN, y eso es lo que lo hace relevante, su usurpación antidemocrática de funciones básicas y centrales del estado, que se ejercen con una carga de autoritarismo y criminalidad que deben ser superadas.

Salir de la resistencia armada

El ELN surgió con la pretensión de imponerse al Estado colombiano e instaurar un nuevo poder. Esa idea la abandonó en su IV Congreso en el año 2005, cuando experimentó un debilitamiento, sufrido entre 1992-2002, década en la que perdió dos terceras partes de sus mandos, combatientes y presencia territorial, un verdadero descalabro, del cual formuló un nuevo planteamiento, abandonó con realismo la idea del triunfo global, y se ancló en un proyecto con tremenda fuerza: resistir a diario a su contradictor, y ser un poder en los territorios donde pueda permanecer; en eso anda hace quince años, y en este proyecto, cada combatiente del ELN que amanece vivo, es un triunfador.

Al ELN no le estorban las armas, no tiene ningún afán de salir de su proyecto de “resistencia armada”, en el cual se plasma su acción política cotidiana;tiene mucha desconfianza de su contraparte, y  en los últimos cinco años, con la salida de las FARC del conflicto armado, ha vivido un pequeño ciclo de expansión, de manera principal en el pacifico colombiano, a la par que se recupera en zonas históricas donde se había debilitado: Sur del Cesar,      Bajo Cauca y Nordeste Antioqueño, donde ha sido más activo en      los últimos años, luego de un fuerte debilitamiento.

Febrero 17, 2014. Miembros del ELN, frente Che Guevara durante sus simulacros militares en su campamento. El frente esta formado por menores de 12 años. Chocó, Colombia. Foto: Juan Arredondo.

El ELN ha intentado procesos de diálogos y negociaciones con los gobiernos de los presidentes Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe y Santos. Y aunque este conflicto solo se podrá resolver con un proceso de diálogos y negociaciones. La variable denominada derrota del ELN es muy improbable, en tanto el Estado no pueda tener una presencia efectiva en el conjunto del territorio, no los pueda sacar de allí y      separarlos de las comunidades. Es claro que  luego de 56 años, allí siguen, con capacidades para relacionarse con procesos comunitarios, y para usurpar las funciones básicas del Estado, como ya lo hemos dicho, además su presencia en varias regiones no es un tema menor.

Tantos intentos de construir un acuerdo de paz con el ELN han generado una sensación de desesperanza en muchos sectores sociales y políticos, pero bien sabemos que se debe insistir y persistir en un acuerdo negociado. No hay otro camino viable; lo otro es seguir en un pantano de sangre y nuevas heridas.

En mi consideración, un proceso de paz con el ELN debe superar estas dificultades, que las formulo como claves para un proceso exitoso:

Primera clave: un gobierno con una oferta de transformaciones

Se requiere un gobierno que tenga la firme convicción de que este alzamiento armado se puede resolver mediante un proceso de diálogos y negociaciones, y que para ello, tenga una propuesta de temas de sociedad que pueda ser el corazón del acuerdo. A estas alturas este es el punto central para salir de ella y lograr la transformación del ELN, de una fuerza que hace ejercicio sistemático de la violencia, a una fuerza política civil, que compita, en esta precaria democracia que hay que ampliar, con sus razones, y sus recursos de acción social y política.

Si no hay un gobierno que tenga  la decisión de colocar temas de sociedad para construir un acuerdo, no tememos nada; el ELN ha demandado transformaciones, y hay mucho por cambiar en esta desigual sociedad. Así se hizo con las FARC, y así se debe hacer con el ELN. Hay muchos que pueden ser tratados como la materia sustancial del acuerdo; yo arriesgo los míos: ordenamiento democrático del territorio, políticas para una transición energética, protección de la diversidad y políticas para avanzar en equidad. Súmele, réstele, démosle vueltas, pero se requieren temas con sentido de transformaciones para construir un acuerdo de paz.

Clave dos: Participación y protagonismo de la sociedad

El ELN ha sido consistente en su formulación de un proceso de paz con participación de la sociedad. Ha dicho y reiterado, que la solución negociada requiere que procesos comunitarios, instituciones, gremios, partidos políticos y  la más amplia diversidad, hagan parte de este proceso, lo cual ha generado no pocos reparos en los gobiernos que han abierto mesas de diálogo. Para algunos es inmerecido, inviable o improcedente, una participación de la sociedad, un total contrasentido en un ordenamiento constitucional que formula que somos una democracia participativa, y que la paz es un deber y un derecho; allí hay todo por promover y convocar a esa diversidad que puede ser protagonista de este acuerdo por construir.

En el punto de participación de la sociedad, ya tenemos un referente para la acción; fue lo construido por el ELN y el gobierno de Juan Manuel Santos: allí ya hay formulaciones concretas de cómo llevar adelante este proceso que debe combinar temas con regiones, y desde allí convocar a los actores sociales y gremiales que puedan aportar sus propuestas para construir referentes de nuevas actuaciones, en los temas que se incorporen al acuerdo de paz por construir.

Febrero 17, 2014. Camilo (17 años), miembro del ELN, frente Che Guevara, toma un descanso después de los simulacros de la mañana en su campamento en Chocó, Colombia. Foto: Juan Arredondo.

Aquí, nuevamente se requiere un gobierno que crea y se comprometa a liderar un proceso de participación.

Clave tres: Una guerrilla que se disponga seriamente a construir un acuerdo de paz 

En tanto el ELN no ve fácil salir de su resistencia armada, y la desconfianza ha crcido con el incumplimiento que este gobierno ha hecho de lo sustancial del Acuerdo de paz con las FARC, en el ELN hay inercias fuertes para reafirmarse en el camino de la acción armada. En su formato pragmático de ser un estado paralelo en ciento cuarenta municipios, con sus dividendos de controlar esto y aquello, salir de estas inercias no es fácil, y va a requerir mucho liderazgo de la dirigencia del ELN para acometer el camino negociado de manera más firme, enviando señales de compromiso y ganando una opinión favorable en la sociedad. Si el ELN quiere transitar el camino de la solución negociada con participación social, debe gastar parte de su menguado capital político, en tomar decisiones que le den audiencia y algo de credibilidad frente una sociedad bastante escéptica y descreída de la solución negociada.

El ELN ha sido reacio a suspender la deplorable práctica del secuestro, lo que sería un buen mensaje para ganar algo de credibilidad; así como, asumir las demandas humanitarias que se le hacen en muchas regiones. Dado que hay muchos temas donde el ELN puede tener iniciativa y mostrar algo de flexibilidad, ante situaciones tan críticas que se siguen presentando en esta larga confrontación.

Clave cuatro: un restablecimiento de relaciones con Venezuela. 

Hoy el ELN es una guerrilla binacional. Igualmente ha crecido su presencia en Venezuela, parte de su dirigencia está instalada allí; en esa medida, parte de la solución está en tener un entendimiento con el gobierno Venezolano para ver cómo se resuelve este alzamiento armado, que también ha afectado a Venezuela.

Un acuerdo por construir

El gobierno del presidente Iván Duque ha entrado en su recta final, y no se vislumbra ningún escenario de diálogos y negociaciones con el ELN. Tampoco ninguna de las claves propuestas es de interés de este gobierno, y en esa medida, este será un tema sin ninguna perspectiva de solución en lo que resta de este periodo presidencial.

Se acerca el debate presidencial del 2022, requerimos un gobierno que en verdad quiera resolver esta situación que sigue siendo un tema pendiente, y que se podrá resolver si hay propuesta de transformaciones, amplia participación social y gremial y un poco de sensatez del ELN, para ganar algo de credibilidad en la sociedad.

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Foto portada: Juan Arredondo.

Luis Eduardo Celis

Sociólogo Universidad Nacional de Colombia. Analista de los temas del conflicto armado y sus perspectivas de superación.

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