Por Andrea Arteaga Bolaños y Kevin Fonseca
Históricamente en Colombia, la sociedad civil se ha movilizado en la búsqueda de justicia, reparación y no repetición. Las juventudes han asumido un rol clave para exigir, construir y avanzar en agendas integrales que promuevan la transformación social en el contexto actual del país en el marco de la movilización social. En esta medida, se evidencia un punto común que reúne el clamor de las generaciones hacia otro posible porvenir: la implementación integral del acuerdo de paz y la promoción de culturas de paz territorial. Esta búsqueda no ha sido una bandera única de las juventudes, ya que ha sido movilizada a través de diferentes generaciones, pues el conflicto armado interno ha trastocado la historia de la sociedad.
Es en el 2016 cuando la apropiación social hacia la paz se fundamenta como punto de partida de las transformaciones de fondo para las generaciones que asumen su compromiso con una paz grande. Tanto es así que, desde la Comisión de la Verdad y las juntanzas de jóvenes alrededor del territorio, se inicia un proceso amplio de movilización, esta vez por la verdad. Promovida por jóvenes de todo el país, esa mirada amplia y crítica, se consolida con la creación del colectivo Generación V+, jóvenes por la verdad, una de las redes que ha trabajado durante los últimos años junto a la Comisión de la Verdad.
Cuando hablamos de Legado, no solo nos referimos al Informe Final que presentó la Comisión de la Verdad, como fin de su mandato, sino a varias lecciones que nos deja su proceso de escucha y relato de la historia del país.
Entender las causas de la violencia en Colombia nos permite aceptar responsabilidades y transitar el camino de la no repetición, como aquel cambio necesario que permitirá que las nuevas generaciones puedan vivir un futuro distinto. Un mañana en el cual la discusión sobre el conflicto armado persista, mas no la violencia, y en el que se luche por mantener la memoria, para así poder reparar lo que sucedió en el pasado y lograr el fin último del acuerdo de paz: La reconciliación.
El padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, mencionaba en el “Encuentro Nacional de Jóvenes por la verdad”, realizado en Cali en noviembre del 2021, la importancia que tiene en el futuro del país, la difusión de los hallazgos del informe final y la responsabilidad que recae en los jóvenes como legatarios del mismo. Esto, dado que ha visto en las juventudes colombianas, a seres humanos que se juegan la vida con una entrega completa, y con capacidad de movilización nacional. Estos jóvenes tienen capacidad de impulsar la construcción de convivencia en los territorios para formular propuestas viables hacia la no repetición, comprometiéndose a no ser partícipes de nada que profundice aún más la violencia y a guiar al país a un nuevo entorno, que nos permita vivir por fin en dignidad.
Y es que esa misma visión que Francisco de Roux tiene de los jóvenes, fue la que la Comisión de la Verdad, en su capítulo dedicado a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, pudo evidenciar como forma de resistencias juveniles, las mismas que dieron lugar a movilizaciones que en todo momento buscaron la posibilidad de tener mejores condiciones de vida, el rechazo a la violencia y la lucha por un país en paz.
Es esa capacidad de entender el conflicto de una manera diferente, sumada a la responsabilidad ciudadana de generar un futuro como agentes de cambio en el presente, lo que hace a los jóvenes protagonistas de la implementación del acuerdo hacia la no repetición de un pasado violento y por la defensa de la verdad, como una herramienta necesaria para avanzar hacia el cierre definitivo del conflicto en Colombia.
¿Qué es la Generación V+?
La Generación V+ es una red de voluntariado, que nace en el 2020 promovida por la Comisión de la Verdad para trabajar, desde la pedagogía y la movilización, sobre el valor de la verdad en el marco de la justicia transicional y la necesidad de instalar conversaciones sobre lo que nos pasó y porqué nos pasó, como punto de partida para la no repetición. Paulatinamente, la red de jóvenes empezó a extenderse de sur a norte y de oriente a occidente en diferentes regiones del país, desde el territorio Andino hacia el Suroccidente, llegando al Caribe y a la Amazonía, entre otros lugares del país.
El movimiento de la red se fundamenta en los procesos de pedagogía en espacios formales e informales de diálogo, debate y reflexión, con públicos diversos como jóvenes líderes, defensores de derechos humanos, estudiantes de instituciones de educación básica, media y superior además de plataformas de participación, movimientos políticos, colectivos culturales y artísticos, entre otros. Si bien los procesos de pedagogía son el pilar de la construcción de pensamiento crítico, las personas voluntarias de la red movilizan ampliamente los contenidos desde un segundo eje de acción que es el “artivismo”, a través de actividades en el espacio público que se caracterizan por su pluralidad e incidencia en espacios no tradicionales como por ejemplo acciones de pedagogía en las calles, el muralismo, la música, movilizaciones, entre otras expresiones artísticas, culturales y simbólicas.
En la construcción de agendas comunes desde los territorios, más de 100 jóvenes se juntaron en Cali presencialmente, durante el 27 y 28 de noviembre de 2021, y en formato virtual fueron aproximadamente 300 jóvenes de todo el país, para celebrar el primer Encuentro Nacional de la Generación V+. Fue un espacio ampliado de reunión, en el cual se creó el Manifiesto jóvenes por la Verdad como una hoja de ruta para la transformación social, política, cultural y ambiental del país hacia la no repetición.
La juntanza nacional de jóvenes y la creación de un documento base nacional consolidó los pilares para la movilización territorial de la Generación V+ en Colombia. Desde el 2022, la red se fortalece con los grupos departamentales en Boyacá, Antioquia, Cundinamarca, Nariño, Valle del Cauca, Risaralda, Caquetá, Caldas, Amazonas, Atlántico, Cesar, Magdalena, Norte de Santander, Bolívar, Santander, Bogotá, San Andrés, Sucre, en Colombia; así mismo, esto ha ocurrido en Europa y las Américas, desde los grupos de la red de migración y exilio que han trabajado con la Comisión de la Verdad. En los grupos territoriales del movimiento se trabaja desde los procesos de pedagogía y artivismo sobre el valor de la verdad del conflicto armado con diversos públicos. Se dialoga en espacios pedagógicos formales e informales, como instituciones de educación, universidades, barrios, juntas de acción comunal, entre otros.
La red opera en grupos consolidados en algunos de los municipios de los departamentos, a través de un equipo motor constituido entre 2 y 5 personas, que dinamiza las acciones locales y participa del grupo ampliado del equipo motor nacional, que a su vez congrega la totalidad de dinamizadores a nivel nacional e internacional, con aproximadamente 80 jóvenes. Este grupo creó dos comités: 1) Comité de comunicaciones y 2) Comité de gestión de proyectos y sostenibilidad. Esto con miras a establecer rutas de acción duraderas hacia la visibilización, formación y fortalecimiento del movimiento.
La implementación de las recomendaciones y el rol de la juventud
Cuando la Comisión entregó su Informe Final con el capítulo de Hallazgos y recomendaciones, mencionó que estas no solo deben ser aceptadas e implementadas por el gobierno entrante, sino que son entregadas para que la sociedad entera las construya. Dentro de las mismas existen llamados a implementar el Acuerdo final de Paz, reparar a las víctimas del conflicto armado, apostarle a procesos de memoria, trabajar por una democracia representativa y participativa, ser motor de un consenso nacional para superar el conflicto y garantizar una vida digna para las comunidades, entre otras. Estas recomendaciones se ajustan a las construidas en el Manifiesto jóvenes por la Verdad escrito por Generación V+ en el marco del Encuentro nacional de Cali.
En el Manifiesto se recogieron algunas exigencias para la sociedad y los diversos actores del conflicto, proponiendo recomendaciones sobre nueve temas fundamentales en la construcción del futuro del país como lo son: juventudes, despatriarcalización, medio ambiente, movilización social, ruralidad, periferia, etnias, antirracismo, memoria y reconocimiento. Además, los jóvenes adquirieron unos compromisos públicos sobre su participación activa dentro de los movimientos sociales y políticos en los territorios, así como la formación y promoción de una pedagogía integral para la erradicación de violencias patriarcales, el reconocimiento de las verdades, la construcción de la memoria del conflicto y el reconocimiento de comunidades étnicas y rurales.
Con este antecedente, nos damos cuenta de que la agenda sobre participación juvenil y las necesidades que la Comisión reconoce como recomendaciones para el país, van por el mismo camino. Quizá por esta razón, en la convocatoria a “La Paz Grande” realizada por los comisionados el día de la entrega del Informe Final, se solicitaba a la sociedad colombiana, y en especial a la juventudes colombianas, el acoger las verdades y defender la vida, reconocer a las víctimas del conflicto armado y comprometernos con su reparación integral, mantener viva la memoria para no repetir los errores del pasado y encarar la verdad para así construir un país nuevo, sin miedos, odios, ni desesperanzas.
En nuestras manos tenemos la vital responsabilidad de ser quienes lideren la puesta en marcha de las recomendaciones, para así avanzar en el diálogo sobre las transformaciones que el país necesita, superar los factores de persistencia del conflicto armado en nuestros territorios, fortalecer el sentido de contribuir a la reconstrucción de confianza entre la sociedad que permitirá tramitar las diferencias y resolver los conflictos que nos han dividido por décadas.
La juventud ha trazado un camino común hacia la verdad desde el sentir de la conmoción profunda y activa que moviliza acciones, situando la verdad como bien público, como algo que nos beneficia a todos, democratizando su acceso a través de la pedagogía y las expresiones artísticas y culturales. Por eso siempre hablamos de instalar conversaciones sobre el conflicto en la familia, en la escuela, en la universidad, con otros jóvenes.
En esta ruta hemos entendido la verdad desde las experiencias locales de cada territorio, que develan la diversidad propia de las identidades regionales.
La red Generación V+ está constituida por jóvenes líderes, colectivos, estudiantes, profesores, sociedad civil y alianzas que tienen como premisa el trabajo desde la construcción de paz territorial, los derechos humanos, la memoria y la justicia, entre otros temas que develan la pluralidad de resistencias y de procesos que integran la bandera de la verdad, como un camino común y posible, que a su vez establece un rol social sobre la transformación política, cultural y ambiental del país de cara al futuro.
Foto portada: Nicolás Galeano – Presidencia de la República de Colombia
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